Está de enhorabuena la afición española con AL y AL. Tanto Fernando como Carlos, Alonso como Alcaraz, tanto monta, monta tanto, han conseguido por méritos propios resultados que alegran a sus legiones de seguidores. Y muchos de esos seguidores los tienen en común, porque es raro encontrar a alguien que admire a Alonso y no admire a Alcaraz, y viceversa.
Fernando Alonso en Zandvoort no pudo llegar a lo imposible, y parecía que habría oportunidades después de sus excelentes tiempos durante la primera parte del fin de semana, pero sí logró acabar en los puntos en el Gran Premio de Holanda y sobre todo dio una lección al mundo, que enorgulleció a todos los amantes de la Fórmula 1, domando a sus ingenieros y dirigiéndose él a sí mismo; cosa que también intentó hacer el mismísimo Lewis Hamilton, piloto que sin llegar a la altura del español tiene infinitamente mejores números, a quien sus ingenieros en Ferrari chulearon, y así les fue en la fiesta.
En cuanto al Rapao, ya le está creciendo el pelo y es una lástima porque tiene una pintaza fenomenal, al principio pareció que su rival, Arthur Rinderknech, iba a ser un hueso muy duro de roer, y que incluso había alguna oportunidad de que le apease del torneo, del Grand Slam americano. Pero no. Ya está en cuartos de final el Marciano Murciano. Sucede que es la decimotercera vez que consigue alcanzar los cuartos de final de un Grand Slam, y que en toda la historia es el tenista de menos edad, más joven, en lograrlo.
AL y AL, lo escribimos con mayúscula en las dos letras para que no se confunda con las iniciales de inteligencia artificial en inglés.
Inteligencia Natural (IN) es lo que tienen nuestros dos héroes. Todos los animales de sus respectivas selvas les miran con respeto y devoción.
Tigre Tigre