Antes de Silverstone

04 de Julio de 2024
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Silverstone

Retrocedamos unos días. Estamos en el Gran Premio de Austria. 2024. Verstappen, Max (que no Josh) lidera con gran ventaja el campeonato mundial. Sin embargo hay otro piloto, Norris, que lleva ya varias carreras incordiándole, que hasta le ha ganado una vez e incluso ha sido capaz de clasificar por delante del intocable piloto holandés en alguna carrera.

En la carrera al Sprint del día anterior ya estuvo muy cerca. O quizá en verdad sólo lo parecía, porque Max finalmente ganó sin despeinarse, sin alterarse ni un poquito.

Y parecía que la carrera del domingo iba  a ser un nuevo paseo triunfal de Max Verstappen. Y los otros diecinueve pilotos corriendo detrás de él. Pero los hados se sentían caprichosos y juguetones: “qué aburrido que gane tantas veces Max”

Primero un incidente en el pit lane, en la línea de los garajes, una “salida peligrosa” (toca un poco las narices que todo haya que decirlo en inglés) por parte de Max cuando entraba Lando Norris; su rival. Le podrían haber caído cinco segundos al “Amado de Red Bull”; pero no; tolerancia con el campeón. 

A los hados  no les gusta que los contradigan. Vuelven a soplar burlones su viento feérico e imprevisible. Otra vez en la zona de los garajes, en el callejón (o calle o línea) donde se paran a cambiar neumáticos. Esta vez no hay “salida peligrosa”, pero si un error mecánico o humano. Esos cinco segundos que los comisarios -los sheriff de la F1 - habían perdonado a Max ¿por ser Max?, ahora los  pierden sus mecánicos. Y cuando Verstappen sale tiene a Lando pegado al culo; al culo de su monoplaza. Y a todos los culos en general, porque Max empieza a ponerse nervioso: no le veíamos así desde las batallas con Hamilton en 2020; (y antes con Vettel y otros muchos). No para de hablar por la radio, se queja del coche…

Y al final sucede que le cierra -ilegalmente, de modo sancionable- el paso al McLaren de Norris y ambos se tocan y ambos pinchan.
Se ríen los hados. Se ríe la suerte, que sin embargo sigue prefiriendo a Max, porque le permite cambiar la rueda reventada y acabar en quinto lugar (aunque Fernando Alonso aporta su grano de arena y le quita al líder del mundial la vuelta rápida; no puntúa si no estás entre los diez primeros, pero entra en la estadística… y sabe fenomenal). 

En cuanto a Lando: tiene coche para ganar, pero en el último momento le falta, ya muchas veces, la suficiente dureza o frialdad.
En suma: fue una carrera preciosa, de las que hacen afición y que son tan necesarias en un deporte que -demasiadas veces- tiende a hacernos bostezar, y a preocuparnos más que de la competición de sus alrededores, del salseo, de si se pelean el jefe y el papá de Max, de si se fuga a Mercedes el campeón actual, de ¿adónde irá Carlos Sainz?, que el domingo se subió al podio derrotando a quien le quitará el asiento la temporada que viene: el querido señor Hamilton, dos veces derrotado en el Red Bull Ring, por Carlitos Sainz y por su compañero de equipo Jorge Russel. El gran George.

Estamos deseando ver qué pasa este fin de semana en Silverstone. El circuito en el que por primera vez un español se subió, conduciendo un Ferrari, al podio de una carrera puntuable de F1. El marqués de Portago. Fon. Si aún no has leído la novela firmada por Javier Puebla e inspirada en su vida es que no estás a “la page”, que dirían los franceses, porque rivaliza con la película “Ferrari”, y la derrota a lo Max.

Tigre Tigre.

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