Ya se ha vestido de verde-aston el genio de la ingeniería, el dios de los bólidos imbatibles, el gran Newey.
Y pasea por Mónaco luciendo palmito y uniforme nuevo.
Ya han confesado los "Aston Martin boys" que la mejora de rendimiento en Imola se debió a un primer toque de la varita mágica del viejo maestro, gurú de gurús, incontestable hechicero.
Su trabajo fundamental en la escudería británica se centra en el monoplaza del año que viene, donde jugará a lo que más le gusta a él: encontrar oquedades y rendijas en el reglamento para hacer lo que a otros ni siquiera se les pasaría por el pensamiento.
Pero mientras tanto, muy probablemente, veremos que durante el resto de la temporada Aston Martin va a estar mucho más arriba que al comienzo.
La suma es realmente sencilla, y el resultado evidente, tal como hemos dicho al principio.
Si a Aston Martin le sumamos a Newey... cualquiera puede verlo sólo con mirar a los ojos -y la sonrisa que se le escapa- del piloto que desafía hasta al mismísimo paso del tiempo.
Aston Martin + Newey= Fernando Alonso contento.
Tigre Tigre