En un principio podría parecer que un piloto de Fórmula 1 comienza a formarse a partir de un punto de inconsciencia y locura: "Me atrevo a todo y me la juego".
Indudablemente ese no es el caso de Carlos Sainz.
Carlos Sainz es un tipo con una cabeza como la de Albert Einstein. Piensa. Piensa todo el tiempo. Nunca hace el loco ni se comporta de modo atolondrado.
Por eso en todas sus temporadas de Fórmula 1 a partir de la primera mitad se va haciendo cada vez más fuerte y más grande.
Ya ha demostrado muchas veces que tiene madera de ser el piloto número uno de su escudería, cualquiera que sea en la que está corriendo, y por eso se llevaba tan bien con Lando Norris en McLaren en su momento. Porque era claramente el piloto número uno.
Pero ha sucedido que en Ferrari han pretendido convertirlo en el piloto número dos;
lo mismo quisieron hacerle en Red Bull: y Carlos se fue. Sabiamente Carlos se fue (porque Red Bull solo vive para mimar a Max Verstappen, como bien saben Daniel Ricciardo o Checo Pérez).
En el Gran Premio de Singapur 2023 por primera vez esta temporada han terminado en primera posición un coche y un piloto que no eran de Red Bull. Aunque Carlos SÍ FUE piloto de Red Bull. De hecho lo formaron ellos. (Más de una vez deben haberse arrepentido de dejar que se escapase; culpa de ellos).
Cómo ha conducido y gestionado la carrera de Singapur 2023 es algo alucinante. Una cabeza, repito, como la de Einstein.
Advirtiendo que en Ferrari no estaban dispuestos a tratarle del mismo modo a Charles Leclerc, a quien pretendían convertir en incontestable piloto número uno del equipo, Carlos Sainz cambió la estrategia y empezó a pedirse más a sí mismo. Leclerc es un clasificador excelente, pero Carlos Sainz está demostrando que es capaz de ser aún más excelente.
Qué increíble ha sido cómo ha gestionado el final de la carrera en Singapur. La primera vez que sale en pole y gana la carrera, liderando todas las vueltas.
El modo, la frialdad y la inteligencia, en el que iba dejando que se acercase Lando Norris en los últimos giros para darle DRS y protegerle de los dientes afilados e histéricos de los dos pilotos de Mercedes quedará para los anales de la historia de la Fórmula 1. Especialmente histérico el maravilloso George Russell, piloto que nos encanta pero que desde luego no tiene la cabeza de Carlos Sainz. Y prueba de ello es que se ha estrellado en la última vuelta por exceso de ambición y falta de frialdad mental.
Carlos Sainz en ningún momento se ha puesto nervioso. Como un maestro budista en ningún momento ha conducido solo buscando la velocidad o ser más rápido, sino que ha dado prioridad a la inteligencia y al cerebro: armando una estrategia y modificándola continuamente según mandaban las circunstancias.
Si alguien no ha visto la carrera se la recomiendo vivamente. Ha sido la mejor de este año y Carlos Sainz ha estado perfecto.
CARLOS EL FRÍO vamos a llamarle desde Las Almas y la Fórmula 1 a partir de este momento.
Tigre Tigre