Es tan injusto. Con lo bien que está pilotando. Y lo que es más importante: con el dominio increíble que está demostrando sobre sí mismo y su estado de ánimo. Siempre ha contado con nuestra simpatía, por supuesto, y no sólo porque fuera un piloto que habla en español sino por esa alegría que le desbordaba al principio de su carrera en la F1, aquellos años a los que todos se nos dibujaba una sonrisa y se nos encendía, divertida, la mirada, cuando compartía escudería, y amistad, con Lando Norris. Que subidón cuando en 2021 quedó 5º en el mundial, pero 1º de los mortales (si en deporte se valorase EL ALMA y no sólo el reloj y la regla, Carlos Sainz habría sido el campeón del mundo de Fórmula1 en 2021; nosotros, que somos LAS ALMAS Y LA F1, le habríamos dado el título; es más, se lo damos desde aquí y ahora, aunque carezca de marco visible y de dinero).
Es tan injusto, repito. Está pilotando tan bien, insisto. Pero ¿cómo no comprender esa tristeza de ahora mismo?, por muy capaz de domar su espíritu que sea Carlos, Carlitos, Sainz. Un podio, nada menos que un podio en Las Vegas, detrás de dos Mercedes que volvían a ser tan invencibles, intratables, como en sus mejores tiempos.
Tristísimo. Pero “es que ya sólo nos quedan dos carreras para cabalgar sobre un verdadero caballo”. El Caballito Rampante. De ningún modo la temporada que viene será lo mismo. Y a diferencia de Fernando Alonso, que también sabe muy bien lo que es pasar en la Máxima de caballo a burro, Sainz no ha tenido tiempo de aclimatarse. Va a ser duro y es duro ya. Pero él podrá con ello, podrá con esa dureza, sabrá flexibilizarla y doblarla. Williams, como McLaren, es un equipo con gran historia y muchos éxitos. Era la mejor elección de todas las posibles. Y no sólo eso. Hamilton se jubilará, sobre todo si Leclerc le hace morder el polvo como se lo está haciendo morder este año George Russell, su compañero de equipo. Y cuando Hamilton se jubile probablemente en quien primero piense Ferrari sea en Carlos Sainz.
Carlos Sainz tiene ya 30 años. No es tan joven, pero tampoco es viejo. Puede seguir soñando con ganar un mundial de Fórmula1, tiene el coraje, la voluntad y el talento. Sólo es necesario el equino. Que vuelva a tener la posibilidad de montar un puro sangre, o que se transforme en pura sangre su Williams.
Eres mucho mejor carrerista que tu actual compañero de equipo. Aguanta. Desde este pequeño Mónaco que es Diario16 y su sección de Fórmula1, te deseamos lo mejor. En ti creemos; porque nos has enseñado que tú jamás dejas de creer en ti mismo.
Tigre Tigre