¡Toda esa alegría para Charles Leclerc! Pero la habría merecido más, opino, Carlos Sainz. Como compensación al agravio y la ofensa.
Expulsado de Ferrari, era su última oportunidad para ganar en Monza vestido de rojo.
Me entristece que no haya sido él quien se mezclara con las burbujas en el cajón más alto del podio.
Si se pudiera conseguir que la vida fuera como una novela, yo habría colocado a Carlos en ese cajón más alto. Y a partir de ese momento todo habría quedado compensado;
Las faltas de respeto. El trato desigual respecto a las órdenes de equipo. La innecesaria declaración de Charly Leclerc diciendo que le había odiado en algunos momentos...
Pero tampoco hay motivos para ponerse dramático. No es un hombre desafortunado, Carlos Sainz hijo. Ha ganado tres grandes premios con Ferrari. Es millonario. Amado y admirado por un enorme número de personas. Y aún sigue teniendo todo el futuro por delante. Quién sabe si Williams no será la temporada que viene el actual McLaren.
Pero lo anterior no es óbice para que a los soñadores como yo, que queremos creer que el mundo puede ser tan generoso como una ficción, no nos haya dejado un regusto amargo que haya sido Charles Leclerc, con su mono rojo, a quién la fortuna ha elegido y besado.
Tigre tigre
Carlos Carlos