Hace años ya que escribo sobre Fórmula 1 en este periódico. Y de vez en cuando me preguntan si escribo también sobre motos. Niego con la cabeza. No, no escribo sobre motos.
Pero sucedió que la noche del domingo mi amigo ANTONIO EL DEL ESTANCO DE NARVÁEZ STREET (en Mad Madrid) que cierra de madrugada, me lo preguntó una vez más y cuando yo volví a negar se puso a contarme maravillas de los Márquez.
Que si era la primera vez en la historia que dos hermanos quedaban primero y segundo en una carrera de MotoGP. Y era tal su entusiasmo que le prometí que vería la carrera, y en efecto, esa misma noche, la de ayer, la vi.
Me pareció alucinante. Las motos van prácticamente la misma velocidad que los Fórmula 1 y los pilotos no tienen ningún chasis deformable que les proteja, aunque sí es cierto que llevan una suerte de armadura tecnológica moderna fascinante. Aun así Marc Márquez ha estado mucho tiempo sin poder correr después de un accidente y cuando le había visto de pasada en alguna entrevista daba la sensación de que no podría recuperarse del daño psicológico, del miedo y una suerte de extraña tristeza.
Pero Marc Márquez debe tener una cabeza que ni Albert Einstein. Y lo afirmo porque ayer, cuando veía la carrera grabada, sucedió lo siguiente: iba el primero y dejó pasar a su hermano Alex. Y lo hizo porque al parecer en MotoGP los neumáticos tienen que tener una presión mínima media durante toda la carrera, y al ponerse detrás de su hermano la prisión de los neumáticos aumentaría.
¡El tipo estaba pensando eso mientras corría a más de 300 kilómetros por hora, inclinándose de una manera que a cualquier mortal nos mataría directamente del susto!
Pero no solo eso: cuando consideró oportuno volver a liderar la carrera simplemente lo hizo. Marc Márquez.
No sé si escribiré más cosas sobre motos en el futuro, pero quiero dejar aquí escrito que un piloto de Fórmula 1, por muy grande que sea, a nivel valor, es casi un chiquilicuatre en comparación con los que se suben a una montura de dos ruedas a velocidades supersónicas.
Y también la felicidad que transmitía el campeón al final de la carrera, que era contagiosa y un orgullo incluso sin conocerle.
Ocho títulos mundiales, entre las diversas categorías, atesora Marc Márquez y tres su hermano Alex que quedó segundo en el Gran Premio de Tailandia.
Y en efecto, como decía Antonio el estanquero, han hecho historia. Muchos periódicos lo han reflejado, pero aquí también queremos hacerlo. Bravo y un gran aplauso para LOS FABULOSOS MÁRQUEZ BROTHERS.
Tigre Tigre