Los dioses de la combustión mecánica han escuchado a la afición.
Estaba todo el personal con la mosca tras la oreja con este campeonato mundial. Parecía que ya sólo nos quedaba por ver cuál de los dos McLaren se quedaba con el título de pilotos. Y casi ni siquiera eso, porque, en general, parece que Lando Norris no puede con el piloto designado para vengar a Mark Webber tras su largo, y humillante, paso por Red Bull. Tampoco decimos que Piastri no vaya a ganar el mundial, sigue teniendo más posibilidades que nadie. Pero de repente se ha abierto el cielo.
Un Ferrari ha hecho la pole position en Hungría. Y no ha sido precisamente el de Lewis Hamilton. El hombre con más carreras y más pole position de la historia de la Fórmula 1 cae en la primera ronda de clasificación por segunda vez esta temporada. Nada raro sería que acabase abandonando el Gran Circo, el Gran Ham.
Pero quien no abandona el Circo, quien no lo abandonó nunca, porque incluso cuando se retiró escribió en su alerón: HASTA LUEGO, es Fernando Alonso.
¿Cuantas veces ha resucitado Maravilla Alonso? Difícil contarlas. Un montón. En algún momento en la clasificación de Hungría ha llegado a estar el primero. Y sale quinto, por delante de Max Verstappen, lo cual es siempre un gran éxito, en la última carrera antes de las vacaciones estivales.
Supongo que nadie duda que la magia de Newey está, una vez más, detrás de esta nueva resurrección del Asturiano Volador, y prueba de ello es que Stroll, su compañero, ha quedado justo detrás.
Cuánto más atrás queden en la carrera los McLaren, mejor. Ojalá aún tengamos la suerte de ver algo de lucha por este mundial. Ojalá se sumen a la batalla los Mercedes y los Ferrari ...., y también el Aston Martin. Ojalá y por supuesto.
Tigre Tigre