Ferrari es mucho más que un nombre, muchísimo más que el apellido de una persona concreta. Ferrari significa poder, lujo, romance, aventura, glamour, color rojo… y también muerte.
Es indiscutible el morbo que despierta en el público actual en nombre de Ferrari, el origen de una marca que ahora es la más famosa y popular del mundo.
Y ese origen es Enzo. Enzo Ferrari. La película de Michael Mann titulada así: Ferrari, pretende mostrarnos el puente, la historia completa de como el nombre de una persona se convierte en una marca archifamosa y rebosante de prestigio.
Y para hacerlo se basa en la inolvidable última edición de la carrera de las Mille Miglia, la que se disputó en 1957, y la que hizo inmortal a Alfonso Cabeza de Vaca, el marqués de Portago, el primer piloto español en conducir un Ferrari F1 y en subirse a un podio en un Gran Premio de Fórmula 1: el de Gran Bretaña en Silverstone.
La historia es fascinante y casi inverosímil (sobre todo para los tiempos actuales), pero hasta la fecha nadie la había contado, narrado en condiciones y del modo épico que se merece. Es por lo tanto un azar extraordinario que coincidan en el tiempo, en este 2024, la película FERRARI y la novela EL SABOR DEL ÚLTIMO BESO (cuyo título original era EL HOMBRE QUE PINTÓ DE NEGRO SU FERRARI).
La película se deja ver con agrado e interés aunque el crítico Carlos Boyero haya dicho de la misma que:
"Algo no funciona en esta película sobre Enzo Ferrari, ni en la descripción de la vida íntima de señor tan antipático, ni en el retrato de su siempre tensa carrera profesional".
Y se deja ver con agrado e interés porque los coches, y en particular el Ferrari 335 S con el dorsal 531, están reconstruidos maravillosamente y en ocasiones hasta son los originales. Y a ello hay que añadirle los maravillosos paisajes de las ciudades más bonitas de Italia: Ferrara, Rávena, Gambettola, Siena, Florencia, la Toscana o el Lacio.
¡Pero!
Y ahí -en ese PERO- es infinitamente superior la novela de EL SABOR DEL ÚLTIMO BESO a la película FERRARI.
En la película ni la gran aventura de sus protagonistas, destacando muy especialmente al Marqués de Portago, ni el retrato del propio Enzo Ferrari, despiadado hasta niveles de película de Tarantino, están a la altura de lo que realmente sucedió. En cambio se reflejan perfectamente y con gran acierto en la novela: los temores y supersticiones de los pilotos (¡cuidado con los gatos negros!), el desprecio de Enzo Ferrari hacia la vida de quienes pilotaban sus máquinas (Sí, ya sé que está muerto, pero ¿en qué estado se encuentra el coche? ¿podemos repararlo?)
FERRARI es una película aceptable, para cualquiera y muy especialmente para los amantes del automovilismo y los coches míticos. Pero si alguien quiere conocer la historia verdadera, y disfrutarla como si fuera una cinta de Indiana Jones, que no se pierda la lectura de EL SABOR DEL ÚLTIMO BESO... (se hacía contrabando de oro usando los ataúdes de los pilotos muertos).
Garantizo que me agradecerán el consejo.