Nos parece indignante y tristísimo y lamentable, también tramposo, que se haya sancionado a Lando Norris después de conseguir adelantar al tan superdotado como correoso Max Verstappen en el circuito de las Américas en el Gran Premio de los Estados Unidos.
Lo consiguió adelantar, eso es evidente. Lando Norris consiguió adelantar a Max Verstappen. No creo que nadie lo niegue.
En la Fórmula 1 original, la de siempre, con eso habría bastado y sobrado. Pero incluso en la Fórmula 1 moderna y llena de instrucciones ridículas para crear dificultades donde no las hay y donde se trata a los pilotos como si fueran ratas de laboratorio corriendo dentro de un circuito, dándoles una descarga de electroshock cada vez que se salen de los límites de la pista, incluso en esta Fórmula 1 en la que mandan más los despachos que la pista y la verdadera carrera, Lando Norris no empujó fuera a Max Verstappen ni le hizo ninguna brutalidad. Pero le sancionaron con cinco segundos y desvirtuaron una maniobra que tuvo en vilo al público del mundo entero durante muchas y fascinantes vueltas. Y eso es PEOR PARA TODOS. Peor para todos, excepto -quizá- para Lando Norris.
Es peor para Verstappen, que por una cantidad ridícula de puntos a la altura actual del campeonato ve empañada -una vez más- su figura y su reputación. Es peor para la imagen de autenticidad a la que debería aspirar el Gran Circo. Y también es peor para el espectáculo; y lo único que le queda a la Fórmula 1 actual, tras conjurar la amenaza permanente de la muerte en cada carrera, es espectáculo.
Nos sorprende. Entendemos que los salarios de los comisarios los paga, en última instancia, Liberty Media, pero entre la FIA y las torpezas de McLaren, que le ha quitado a Lando un montón de puntos en favor de su compañero de equipo, se va a acabar privando a la afición de la posibilidad de llegar a la última carrera de la temporada sin un campeonato decidido.
Torpes todos. Excepto Lando, que es un piloto excelente. No cualquiera adelanta a Max, no cualquiera hunde a Daniel Ricciardo, y lo deja hundido para siempre, cuando se lo tiene que comer como compañero de equipo y con el rango de primer piloto. Lando, que no ha nacido para ganar, según parece, sino para perder. Un perder relativo, por supuesto, porque ser piloto de F1 es ya un grandísimo éxito, y ser subcampeón del mundo sería un logro increíble, aunque casi nadie se acuerde de ti (pero algunos sí, nosotros nunca hemos olvidado a Stirling Moss).
Estúpidos reglamentos. Aunque nadie, nadie con visibilidad universal, se atreve a decirlo abiertamente porque sólo los ingenuos y los locos abren la boca para morder la mano que les da de comer.
Tigre Tigre