Es inaudito, es inconcebible, es imposible. Directamente imposible.
Estamos en Japón 2025. En Suzuka. Los McLaren son los coches más dominantes y a continuación están los Ferrari y los Mercedes. El Red Bull es casi una patata. El segundo piloto de Red Bull, Yuki Tsunoda, ha sido superado en la clasificación por Lawson el que acababan de degradar al equipo B de las bebidas energéticas. Ni Lawson ni Tsunoda logran pasar a la última fase de clasificación.
Y por Max nadie apostaría ni cinco céntimos. Tercero o cuarto con mucha suerte. Pero nunca des por acabado a un Max.
No consigue hacer el mejor sector en ninguna vuelta. Y sin embargo... en todos los sectores saca lo mejor de su coche inconducible para cualquiera excepto para él. La pole position es para Max.
Se pone a gritar de alegría después de conseguir la pole. Tiene cuatro títulos mundiales, ha conseguido más de cuarenta poles... Y se ha puesto a gritar de alegría. Porque hasta él sabía que lo que acababa de conseguir era inaudito, incomprensible, imposible.
La magia existe y Max Verstappen la sabe convocar. Y aún diría más: sabe contagiérsela a su montura, su máquina hecha de fibra de carbono, circuitos electrónicos y un montón de cosas más.
Espectacular.
Tigre Tigre