La marea naranja de Max Verstappen se ha quedado con las ganas de ver a su ídolo en lo más alto. La clasificación del Gran Premio de Holanda ha estado dominada por Oscar Piastri y Lando Norris, como era de esperar.
El protegido de Mark Webber ha sido la sorpresa, arrebatando la pole a su compañero de equipo, Lando Norris, por tan sólo 12 milésimas.
El dominio de McLaren ha sido absoluto y no ha dejado opciones a nadie, ni siquiera a un Verstappen que, a pesar de los gritos de su afición, ha tenido que conformarse con la tercera posición.
Fernando Alonso, de la euforia a la cruda realidad
Si el viernes nos habíamos ilusionado con un Fernando Alonso que volaba sobre el circuito y se colocaba en la segunda posición en los libres, el sábado el viento, tanto real como metafórico, a soplado en su contra. A pesar de una heroica gesta en la Q2 que le ha metido en la ronda final, el asturiano no ha conseguido replicar su ritmo.
El Aston Martin ha perdido fuelle en el momento clave, y Alonso ha visto cómo se le escapaban las opciones de pelear por los puestos de cabeza. Él décimo puesto le permite estar en la zona, al menos, estar en los puntos, aunque sabe a poco tras de las expectativas generadas. La decepción se notaba en la cara del piloto, que ha reconocido que no han podido seguir el ritmo de sus rivales y que el coche no ha respondido como esperaban.
Pero la carrera, como se dice siempre cuando no se va el primero, "se celebra mañana". Quizá Maravilla Alonso consiga volver a encontrar el ritmo del viernes y el viento sople a su favor.
Al menos el Mundial sigue vivo, aunque para que no pierda emoción debería ganar el inglés al australiano.
Tigre Tigre