Alcaraz dejándose poseer por Nadal

10 de Enero de 2025
Actualizado a las 7:34h
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Alcaraz

Tiene un corazón de oro, y un cerebro de genio; no sólo para el tenis. Lo que ha hecho hoy en Australia ha sido inmenso.

Está Alcaraz en la pista, sentado en una silla. Y en el suelo hay tres botellitas de plástico. Tres soldaditos. Porque para Nadal, Rafa Nadal, eran soldaditos, a los que él obligaba a formar; los ponía en fila, como si fueran peones de ajedrez, para que le ayudasen en su lucha contra el rival, y también en la lucha contra sí mismo, contra sus inquietudes y nervios.

Tres botellitas de plástico. Tres soldaditos. A los pies de Carlos Alcaraz, que los hace girar para que los tres muestren la misma cara, un triángulo y un redondel, al público que tiene enfrente. Y a continuación los alinea. Alinea las tres botellas. A los soldaditos de plástico. Para que también le ayuden a él mientras se prepara, física y mentalmente, para ganar el único Grand Slam que le queda. Para que Nadal, su fuerza, su espíritu, esté con él. Sean los dos uno. El mejor tenista español de todos los tiempos. Nadalcaraz.

Los soldaditos. Qué belleza, que magia, qué gesto.
Me ha dejado sin rayas. He tenido que quitarme el sombrero para hacerle una reverencia. 
Orgullo vicario inmenso.

Tigre Tigre

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