¿Pero que le he hecho yo a este tío para que me machaque de semejante manera?
Eso da la sensación que está pensando Griekspoor en su partido contra el Mito del Palmar a partir del segundo juego del primer set.
Hasta ahí Griekspoor probablemente no cree que puede ganar, pero no lo considera del todo imposible, pero en ese momento sucede que el gran Alcaraz decide que no tiene ganas ni de aburrirse ni de perder el tiempo. Devuelve bolas imposibles, coloca sus golpes sobre la línea una y otra vez, y transmite tal sensación de dominio que al pobre Griekspoor se le comienza a poner cara de susto: cada vez más agachadito y cohibido cuando le toca restar; no consigue mantener su servicio más que en una única ocasión al final del primer set.
En el segundo set Alcalá se permite relajarse y su rival se lleva el primer juego, sirviendo. Pero a partir del tercero a Griekspoor no le queda otro remedio que comenzar a arrugarse de nuevo. Aun así el neerlandés se ata los machos y se obliga a dar lo mejor de sí mismo, a desplegar su mejor tenis.
Pero ni por esas. Alcaraz le rompe el servicio y se pone en 2-1. El español va tan sobrado de energía que incluso cuando está sentado y en teoría descansando parece una pila atómica recién cargada. De hecho apenas aguanta en el asiento y sale a pista con "unas ganas de comérselo todo" que es normal asusten a cualquiera. También al bueno de Tallon Griekspoor. Juego en blanco. De los últimos trece puntos jugados doce los ha ganado el Muro del Palmar y solo uno Griekspoor.
Griekspoor, que probablemente ya piensa únicamente en que "acabe pronto esto, por favor".
¡No! De repente el tenista de los Países Bajos parece haber encontrado un segundo aire y consigue colocarse con un 40-0 a su favor.
¿Está relajado Alcaraz, está descansando? ¿O simplemente está jugando a ver si remonta un 40-0 y gana el juego?
40-15, 40-30, cuarenta iguales, ventaja Alcaraz... ¡Juego Alcaraz!
Cuatro juegos a uno.
Intenta
Griekspoor resucitar, pero ni siquiera es capaz de controlar su cara de susto.
Carlitos feliz y tan tranquilo... Como cuando era un chaval y jugaba contra un colega del pueblo de al lado, Sangonera la Verde, con un bocadillo en una mano y la raqueta en la otra.
6-1, 6-2.
Eis monumental en el último punto para cerrar el partido.
56 minutos.
¿Alguien más quiere jugar?
¡Qué divertido ha sido el encuentro y "qué rico estaba el bocadillo"!
Tigre Tigre