Hace un viento del carajo en el Conde de Godó. El primer set ha sido para Alcaraz, pero el segundo se ha complicado. Hemos llegado al tie break y Quinn ha conseguido ganar un punto sobre el saque de Alcaraz.
Hace un viento del carajo. Barcelona. 6-6. Pero Carlos Alcaraz no está preocupado. Tampoco sería el trauma del siglo perder; aunque va a ganar.
Recupera el mini break, se pone dos puntos por delante, y entonces sucede que Quinn vuelve a ganar otro punto sobre el servicio del español.
Mejor que no se canse, pensamos algunos. Aquí el verdadero objetivo es Roland Garros y conviene no llegar gastado.
Aunque también es cierto que hasta ahora, esta temporada, el Gran Alcaraz, por azar o por estrategia, no ha jugado demasiado y se le ve en plena forma... aunque levemente distraído. Un poco cansado de tener que representar a todas las horas del día y de la noche el papel que le ha tocado, o mejor dicho: que con su magia se ha ganado.
Le toca ser Carlos Alcaraz. Sin pausa. Y eso cansa. Su rival tiene bola de set. O reacciona de inmediato o va a tener que jugar una tercera manga.
Es más inteligente lo primero. Reaccionar de inmediato. Salva la bola de set. Gana al siguiente punto sobre el servicio de Quinn. Y ya solo queda sacar y no fallar.
Así sucede. Dejada magistral, marca de la casa. Partido acabado.
En Barcelona. Los aplausos. Mañana otro partido. Parece que el viento, al menos un poco, se ha calmado.
Tigre Tigre