Estamos en el cuarto set. Francis Tiafoe va ganando 2-1. El americano está intratable e inspiradísimo. Y Alcaraz parece insuficientemente concentrado, aunque tampoco llega a estar perdido. Pero eso lo explicaremos más tarde, porque quizás hay un río subterráneo perfectamente manejado por Carlitos.
Volvemos al cuarto set. En la pantalla del televisor un plano picado nos muestra Charly de perfil, y es impresionante como se parece su postura a la de un torero a punto de entrar a matar. La actitud, el gesto, algo que sube de dentro y se nota en el cuerpo.
Y a partir de ahí, exactamente a partir de ahí, Alcaraz se convierte en un enemigo implacable.
-Voy a acabar contigo, Francisco.
Pero Francisco, Francis Tiafoe, no quiere creérselo. Hay que esperar al tie break para que la espada entre hasta el puño.
Te he vencido.
Dos sets a dos. Y es entonces cuando sospechamos -creemos en la capacidad de estrategia del ser humano- que quizá Carlos Alcaraz en dieciseisavos de final quería probarse a sí mismo, demostrarse que es verdad que prefiere los partidos a cinco sets porque al final está mejor que cualquier enemigo.
Quizás sea simple casualidad y nosotros pensamos demasiado, pero si luego se mira el quinto set, como aplasta de forma casi humillante a su enemigo, como "le torea", sí se nos permite seguir jugando con el símil taurino, es evidente que Alcaraz ha tenido ocasión de probarse a sí mismo.
Un partido maravilloso, con infinidad de puntos buenísimos por parte de ambos jugadores, y un recital de golpes cercanos al milagro en el quinto set.
A ello hay que añadir que los comentaristas para España eran nada menos que Carretero y Mielgo. En nuestra opinión son impresionantes e inmejorables. La profundidad y originalidad de los comentarios de Carretero, la química indiscutible que tiene con José Antonio Mielgo. Juntos, ambos, consiguen hacer aún más grandes los más grandes partidos.
Tigre Tigre