Los ves físicamente, la imagen que proyectan, y de primeras parece que a Djokovic su rival lo va a machacar: ese tío musculoso, súper joven, seguro de sí mismo y pletórico de energía.
En el primer juego sirve Djokovic y Alcaraz no se molesta en ponérselo difícil. El serbio apenas pierde un par de puntos por sus propios errores.
El segundo juego, el primero en el que sirve Alcaraz, deja claro que El Joven Mito del Palmar está nervioso: pierde los dos primeros puntos.
Es en el tercer punto del segundo juego, en el primero en el que sirve Alcaraz, cuando aparece, ya está ahí, el diablo, la bestia, el ángel, el dios humano. Una dejada marca de la casa muy pegada a la red y Djokovic, aunque se esfuerza no llega; y además -inteligentemente- aplaude.
Y he escrito inteligentemente porque aquí no se trata solo de ser joven o viejo, de estar más o menos en forma físicamente, de tener los músculos de un gorila o las patas flacas de un muñeco de palo, cómo le sucede a Sinner, sino de cabeza. La cabeza manda y probablemente ganará quien mejor se maneje con la suya.
En los siguientes puntos Carlos Alcaraz no consigue ser dueño de la suya y se encuentra con un dos a cero en contra a causa de sus propios errores. Pero no son dudas, son solo nervios.
Djokovic también tiene los suyos: dos errores no forzados acercan a Alcaraz a la posibilidad de recuperar el servicio perdido. Y en efecto lo consigue.
El orden natural de antes del partido ha sido restablecido y empezamos de nuevo. Djokovic contra Alcaraz, Alcaraz contra Djokovic. El mayor espectáculo del mundo, opino.
La diferencia de edad entre uno y otro, quince años y trescientos cuarenta y nueve días, es la mayor en cuartos de final de un Grand Slam desde el enfrentamiento entre Connors y Agassi en el US Open en 1989.
Están igualados a dos, y el quinto juego con Djokovic al servicio, puede ser muy significativo.
3-3.
4-4.
Alcaraz sube un grado el nivel. Se coloca con bola de break. Momento importantísimo. Djokovic aguanta el tipo. Segunda bola de break para Alcaraz. Djokovic se marca un magnífico servicio. Cuarenta iguales de nuevo. Tercera bola de break para Alcaraz. Esto va en serio, ladies and gentlemen.
Y ahora sí.
Carlitos está por delante en el marcador.
Djokovic sale de la pista, quizá por pura estrategia, buscando un segundo aire para intentar neutralizar al hombre dieciséis años más joven que él que tiene enfrente.
¿Será Carlos Alcaraz capaz de mantener la concentración?
No pasan demasiados minutos cuando el serbio vuelve a la pista. Sirve Alcaraz para ganar el set. Cuatro puntos seguidos. Juego en blanco.
Un set a cero.
Pero esto sólo está empezando. Djokovic gana su servicio en el segundo set sin ningún problema. Y en el segundo juego demuestra que sigue con todo y en la lucha. A Alcaraz se le nota que no ha sido fácil sobrellevar los minutos sin jugar mientras su rival estaba en el vestuario. Pierde su servicio.
Otro juego importantísimo, decisivo. Si Djokovic consigue mantener su servicio tiene el segundo set muy bien encaminado.
Alcaraz remonta desde una desventaja que parece insalvable y consigue igualar a cuarenta el juego. Tú serás Novak Djokovic pero yo soy Carlos Alcaraz, y sé que soy capaz de poder contigo. Pero a Djokovic el asentado fenomenal el ratito en el vestuario. Está enorme y cierra su servicio. 3-0 a su favor en el segundo set.
¡Vamos Carlitos!
Sí, vamos. Juego en blanco a su favor. 3-1.
Nervios. Tensión. Alcaraz se encara con la juez porque no está de acuerdo con su decisión sobre un saque de Djokovic. Más nervios. Aun así Alcaraz tiene bola de rotura de servicio. 30-40, sirve el serbio. Alcaraz impecable y gigantesco. Recupera su servicio.
Pero hay muchísima atención dos bolas de juego y Djokovic se coloca en cuarenta iguales, y a continuación consigue una bola de break. Punto magistral de don Carlos para recuperar el equilibrio.
Djokovic consigue forzar el cuarenta iguales cinco veces, pero Carlos Alcaraz finalmente se hace con el juego con una de sus dejadas "más de mago que de simple gran maestro".
Un set acero para Alcaraz e iguales a tres juegos en el segundo.
4-4.
Djokovic vuelve a recurrir a la estrategia y hace un poco de teatro con la esperanza de desconcentrar a Carlitos. Y finalmente consigue distraerlo y ponerse por delante y hacerse con el juego.
5-4.
Y ahora ataca a muerte con Carlos levemente ofuscado a causa de las estrategias estatenísticas de su rival. Es evidente que está afectado porque acaba perdiendo su servicio en blanco.
Dos sets iguales.
Y Carlitos fuera del partido cuando empieza la tercera manga.
Bola para ponerse a 2-0 del serbio. No se lo consienten el Muro del Palmar.
Si tú eres un gigante yo soy una montaña.
Y la montaña gana el juego.
Estamos ante un partido apocalíptico.
Iguales a dos en el tercer set.
Alcaraz parece de tener ganado el siguiente juego, pero Djokovic remonta y le rompe el servicio. El mito del Palmar apela a lo imposible y se coloca cero cuarenta en el siguiente juego. Djokovic recupera: pero finalmente Alcaraz recupera su servicio.
Y sin embargo...
Sin embargo después de su visita al vestuario por motivos médicos Djokovic parece haberse caído en la marmita mágica que hacía invencibles a Astérix y Obélix. Y aunque Alcaraz juega bien, lo cierto es que el serbio juega mejor, lleva la iniciativa en todo momento y acaba ganando el partido mucho antes de lo esperado por optimistas o pesimistas, porque todos dábamos por hecho que llegaríamos al quinto set antes de ver caer derrotado al Mito del Palmar.
Indudablemente el Djokovic que vuelve el vestuario en el segundo set no es el mismo que vimos en el primero. Era invencible. Bravo por él.
Lo único que lamentamos es que en el Grand Slam australiano de este año ya no veremos más partidos del maravilloso Carlitos.
Tigre Tigre