Y aún así: inteligentísimo, después de perder el primer set contra Sverev y retirarse, ante el mundo el gesto equivale a una victoria.
Para el espectáculo una lástima que hoy no hayamos podido ver el enfrentamiento entre Alcaraz, que está en un momento altísimo, y Zverev, que también lo está.
Hoy no hemos visto ni a los hijos ni a la mujer del tenista serbio en las gradas. Con Djokovic su ausencia también podría formar parte de la estrategia.
Es lamentable, de cualquier modo, que Djokovic se haya retirado quedándose así sin la posibilidad de sumar otro Grand Slam a su récord absoluto.
Probablemente ya no le queda mucho. Todos sus seguidores, millones y millones en todo el mundo, se sentirán tristísimos hoy. Y todos los que le odian, que no creo que sean tantos millones, tampoco se habrán sentido especialmente satisfechos.
Aún nos queda la gran final. Nos hemos quedado con la miel en los labios, con ganas de ver gran tenis un par de horas más, como el que estábamos viendo en el partido entre el alemán y el serbio.
Tigre Tigre