No puede, simplemente no es capaz. Cuando la tensión alcanza sus cotas más altas, no consigue no romperse. Le ha sucedido una vez más en el ATP Open de Washington, contra Alex de Miñaur.
En el tercer set, el malagueño le llevaba un juego de ventaja al australiano (que en verdad es casi más español que él, pero esa es otra historia). Sólo le quedaba ganar su servicio y rematar. Pero no. Álex de Miñaur le ha roto el saque. No se lo podía creer el malagueño de nombre y apellido ruso. Y como no se lo podía creer, se ha hecho gigante y en el siguiente juego ha vuelto a ponerse por delante de su rival y ha tenido al menos tres bolas de set, tres bolas de set que eran bolas de partido y bolas de campeonato.
No ha sido capaz. Miñaur le ha arrastrado hasta el tie break, y ha dejado que el propio Davidovich se machacase a sí mismo sin piedad.
En verdad le falta apenas un poquito. Lleva un año espectacular en el que ha llegado a tres finales ATP..., pero no ha conseguido ganar ninguna. De hecho, nunca ha ganado ningún torneo ATP individual.
Dolía verle en la pista, sin aire, queriendo escaparse de allí. Con la sensación de que hay alguna suerte de maleficio sobre su cabeza que le impide culminar sus magníficas gestas. Porque en Washington había ganado en esta última edición nada menos que a Taylor Fritz y a Ben Shelton.
Alejandro Davidovich Fokina ya está entre los veinte mejores jugadores de tenis del mundo. En el ranking español es el segundo, sólo le supera Alcaraz.
Ha sido dramático, desesperante, verle perder en otra final.
Cuesta seguir manteniendo la fe en él. Pero, por supuesto, desde ningún medio español se la vamos a regatear.
Estamos contigo, Foki. Sabemos que pronto lo conseguirás.
Tigre Tigre