Había visto el partido contra el hijo de Borg, a quien el gran Rafa había derrotado sin problemas; pero era más o menos de prever.
Otra cosa muy distinta era su rival en la siguiente ronda: Cameron Norrie.
Cameron Norrie actualmente ocupa -si no recuerdo mal- el puesto número 42 del ranking ATP; y es muy bueno.
Había dejado grabado el partido y lo he visto a saltos, pero de vez en cuando tenía que pararme y volver atrás para disfrutar de las jugadas de "Lázaro" Nadal.
No daba ninguna bola por perdida, corría lo que hacía falta, pegaba con tal fuerza que parecía un superhéroe de Marvel luchando contra el mal, y colocaba la pelota con una precisión de bisturí.
Había ganado el primer set y pensé que también ganaría el segundo. Pero al poco Norrie le rompió el servicio.
¿Y qué hizo Nadal? Primero nada, pero luego....
Luego se recuperó del break, ganó su saque y volvió a romperle el servicio a Cameron Norrie. Conté doce puntos seguidos sin que el británico consiguiese ganar ni uno.
Las ganas con las que estaba jugando Rafael Nadal. Daba gusto verlo. Las ganas. La seguridad en sí mismo.
Ya está en cuartos de final en Bastad. Y se va a enfrentar con un jugador argentino al que ha ganado muchas veces, especialmente en pista de tierra: Navone.
Aún si perdiese el partido las ganas con las que está jugando me impresionan.
El Djokovic que perdió en Wimbledon contra Carlos Alcaraz no habría podido ganarle.
Y no importan ya los más de veinte torneos de Grand Slam que tiene en la vitrina, lo que importa son sus ganas.
Qué tipo tan ejemplar. A todos nos gustaría tener esa voluntad, esa capacidad de lucha, y también de sufrimiento. Sí, también de sufrimiento. Que contento estaba - y con razón- cuando ha derrotado a Cameron Norrie en el torneo de Suecia.
Poderoso como un gran felino.
Tigre Tigre