Ni siquiera fuiste capaz de hacerle un set a Djokovic, amigo Medvedev. No te merecías estar ahí. Supiste aprovechar el momento de debilidad de Carlos Alcaraz, y eso por supuesto es magnífico para ti y habría sido estúpido desperdiciarlo.
Pero fue poco elegante lo de que LOS ESPECTADORES ESPAÑOLES YA SE PODÍAN IRSE A DORMIR.
No nos fuimos a dormir. Al menos nosotros no nos fuimos a dormir. Nos quedamos despiertos a ver cómo jugabas la final.
Una final que con Alcaraz habría sido mucho más emocionante, y con un tenis mucho más imaginativo y creador; pero fue responsabilidad suya no llegar para estar ahí.
Ambos -el serbio y el ruso- jugasteis un tenis cobarde y aburrido.
Cobarde y aburrido.
Tirando al centro de la pista sin arriesgar y esperando a que fallara al rival. Muermazo de puntos. Jugadores como vosotros solo jugáis brillantemente cuando os fuerzan aquellos que tienen imaginación y magia, como Alcaraz o Federer.
Personalmente disfruté un poco al verte perder, sobre todo por la impertinencia que habías dicho respecto a los espectadores españoles.
Evidentemente el mono viejo fue superior al mono joven en todo momento. Nuestro aplauso es para Novak.
Los rusos no sabían ni leer cuando los españoles ya hacíamos catedrales.
La próxima vez que juegues contra Alcaraz te prometo que te ganará; y a Djokovic también.
Tengo la certeza. Palabra de Tigre Tigre.
Amén.