Partido épico e inolvidable, con golpes para enmarcar y un dominio del juego por parte del último español que quedaba en pie en el Open de Madrid.
Alejandro Davidovich Fokina ha empezado ganando diez puntos seguidos, y ocho de ellos sobre el servicio de su rival y contrario: Zverev.
He repetido la hazaña casi completa al final del partido: ocho puntos seguidos.
Pero en ninguno de los dos tie break, y en especial el último, en el que no ha conseguido hacer ni un solo punto, ha estado a la altura.
Lástima, porque se lo merecía. Y también el torneo se merecía que hubiese al menos un jugador español en octavos de final, como ha sucedido hasta la fecha en todas las ediciones del mismo.
No insistiremos ya en lo del gafe, o mal de ojo, sobre el torneo madrileño, porque en verdad no somos supersticiosos y nos lo estábamos tomando como un juego puramente literario. Pero el panorama del Madrid Open antes de los octavos de final, es innegable, está tristísimo.
Tigre Tigre