Es evidente que a los jugadores de tenis se les explota, sobre todo a los más grandes, avlos que llegan a las finales de los torneos, porque se les obliga a jugar demasiado. A cambio, es cierto, se les entierra en dinero.
Pero a partir de determinadas cifras la gloria vale mucho más que el dinero. Y la gloria para Carlos Alcaraz en este momento está en los Grand Slam.
Si no está entrenando y viene con molestias del torneo barcelonés lo inteligente, y evidente, es que no juegue.
"Pero es que hay muchos intereses de por medio".
Pues a los intereses que les vayan dando. Opinamos.
No sólo sus muchísimos seguidores quieren verle ante todo ganando otro Roland Garros, también es lo que quiere él mismo.
Hacemos esta recomendación dolorosamente, porque nos ha costado muchísimo, pedir favores a poderosos empresarios, conseguir acceso ilimitado a todos los partidos. Y ver a Alcaraz en directo siempre es un gran privilegio. Pero preferimos perdernoslo, y que se reserve para Wimbledon y Roland Garros. En ambos torneos se va a encontrar con un Jannick Sinner al que han premiado con un castigo que le va a permitir llegar muy descansado a los mayores desafíos del año.
Aunque si para Roma está bien Don Carlitos, que lo decida él mismo: con su guardia de corps. Molina en el documental recién estrenado demuestra que manda mazo, pero también que en verdad quiere al maravilloso muchacho.
Tigre Tigre