Ya lo dijo Rafa Nadal en su momento, lo está diciendo también ahora Kirgios, y de un modo u otro lo pensamos todos.
Es un cachondeo y una bonita tomadura de pelo, por otra parte algo que sucede todo el tiempo en la sociedad moderna: entre todos los tramposos y mangantes y ladrones nos protegemos, solo se pisa y machaca a quien no importa, a los pequeños.
En verdad siempre ha sido así, y ya en la época de Víctor Hugo a quien se castigaba era al pobre infeliz que robaba una manzana.
Ahora las manzanas las tiran en la puerta de los supermercados para que las cojan los más desfavorecidos, y a Janik Sinner, que ha admitido que ha jugado dopado, ni le cae la sanción máxima ni le quitan más torneos.
Tres meses simbólicos que le van a permitir jugar en Roland Garros. Es decir: casi un premio con descanso. Y es fácil, humano, pensar que en los siguientes Grand Slam lo hará dopado, amén te muy descansado tras los tres meses de vacaciones, y ya habrá encontrado el método para que no lo detecten las pruebas si se ayuda con algo; como sucedió en el ciclismo con Armstrong, y otros muchos, en su momento, nos metemos lo que sea hasta que no nos pillen.
En el próximo duelo tenístico montado por los árabes en Qatar no estará el italiano dopado, y quedarán solos como grandes estrellas Alcaraz y Djokovic.
El deporte es negocio y espectáculo. Entierran a los deportistas en dinero. Y nadie debería ganar tanto dinero. Porque el dinero en exceso emborracha y hace que las personas olviden quiénes son: humildes animales pensantes con un tiempo de vida irrevocablemente limitado.
Tigre Tigre