Hoy ha muerto Manolo "el del Bombo", una figura que ha estado presente en todos los acontecimientos futbolísticos en los que España ha competido. Los Mundiales van pasando, las Eurocopas, las Fases de Clasificación. En todas ellas había siempre una figura que acompaña todos nuestros recuerdos, ya sean alegres, ya sean amargos, y nos despierta una leve sonrisa: Manolo el del Bombo. Desde que tengo uso de razón se produce una asociación directa entre dos conceptos: Selección Española y Manolo el del Bombo. En todos los partidos de España, ahí estaba Manolo.
En todas las citas mundialistas vemos imágenes de hinchas, fans, supporters peculiares: el águila de México, el vikingo sueco, etc. Nosotros teníamos a nuestro Manolo, con su bombo y su charanga que animaba los partidos con su Espaaaañaaaa, PUM, PUM, PUM, su Paquito el Chocolatero y otras muchas piezas. Lágrimas y ese eterno PUM, PUM en la derrota. Lágrimas y el eterno PUM, PUM, PUM en la victoria.
Manuel Cáceres y su bombo han acompañado a la selección desde el Mundial de España de 1982. Este hombre se ha recorrido pagándoselo de su bolsillo medio mundo acompañando a nuestra selección, a La Roja. Arruinándose varias veces por ese amor a una camiseta y una bandera, Manolo ha sido el mástil al que asirse en los malos momentos, el que con su sonrisa en la derrota nos hizo ver que nada se había acabado que era un aplazamiento de la gloria que aún nos espera y que saboreamos en Austria, Sudáfrica, Ucrania y Alemania. Desde lo peculiar, este hombre sencillo y con un corazón que se le salía por todos los lados, que dio incluso cuando no tenía, se convirtió en uno de los iconos de nuestra cultura hispánica, junto a Naranjito, Don Quijote, el Cordobés, la paella, la sangría o la siesta. Ahora todo el mundo está otra vez volcado con la Selección. Manolo estuvo ahí desde hace más de 40 años. Ahora es fácil ser seguidor de la Roja. Manolo lo era desde el día que nació.
La historia, a veces puede llegar a ser cruel, y en el momento en el que España alcanzó su mayor éxito, el Mundial 2010, Manolo se tuvo que ir de Sudáfrica porque el ajetreo, porque el darlo todo por unos colores le pasó factura y se vio obligado a regresar a España. Esas lágrimas que se escucharon en la radio o visto en algún video por internet se clavan en el corazón como las espadas de la Dolorosa. Esas lágrimas llegaron al alma a todos los que amamos al fútbol y a lo que le rodea, porque en ese Mundial que iba a ser el nuestro, pero existía el peligro de que Manolo el del Bombo no pudiera estar en la grada animando a los aficionados y a su Selección, imponiendo su PUM, PUM, sobre las bubucelas. El destino parecía que no le quería dar a este hombre el placer de contemplar a su equipo ganar un Mundial. Pero los iconos a veces consiguen su recompensa y pudo acudir a esa final del gol de Iniesta y llorar de alegría, con lágrimas que lavaban todas aquellas que cayeron tras las constantes caídas en cuartos de final.
A los que amamos el fútbol, hoy se nos ha ido una parte de nuestra historia. Este fin de semana, todos los jugadores deberían llevar un brazalete negro. La Federación y la LFP están obligados a que, en esta jornada de liga, se guarde un minuto de silencio por Manolo Cáceres, por Manolo el del Bombo. Menos que esto sería una descortesía.