Derrota judicial sin paliativos de Banco Santander ante Andrea Orcel

La entidad presidida por Ana Patricia Botín ha perdido de manera estrepitosa ante los tribunales en lo referido a la causa principal

06 de Febrero de 2023
Actualizado el 02 de julio de 2024
Guardar
Botin Juicio Orcel 03

Contra todo pronóstico, la Justicia española ha vuelto a dar la razón al actual consejero delegado de Unicredit, Andrea Orcel, en su lucha judicial contra Banco Santander. Esto se puede comparar con una eliminatoria de la Copa del Rey en la que un equipo de Primera o Segunda RFEF venzan a Real Madrid o FC Barcelona.

La Audiencia Provincial de Madrid ha rechazado el recurso de Banco Santander contra la sentencia de primera instancia y ha decidido, una vez más, que está acreditado que la entidad presidida por Ana Patricia Botín tenía un contrato con Andrea Orcel y que no se trataba, como defendía el banco, de una "carta-oferta."

Según la sentencia, a la que Diario16 ha tenido acceso, el hecho de que el banquero italiano hubiese firmado un documento de carácter precontractual quedó determinado porque la entidad para la que estaba trabajando, la suiza UBS, exigía un preaviso de 6 meses antes de su salida. Además, también está comprobado que existía un visto bueno extraoficial del Banco Central Europeo del nombramiento de Orcel como consejero delegado de Banco Santander.

Por tanto, la entidad presidida por Ana Patricia Botín ha perdido de manera estrepitosa ante los tribunales en lo referido a la causa principal, esto es, la contratación de Orcel. Por eso, la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid ha mantenido la indemnización dictada por el Juzgado de Primera Instancia nº 46 de Madrid.

El único punto en el que se ha estimado de manera parcial las pretensiones del Santander ha sido en la referencia de los daños morales. Ahí se ha reducido la indemnización de 10 a 2 millones de euros. Fuentes jurídicas consultadas por Diario16, han señalado que esos 10 millones eran, tal vez, excesivos.

En consecuencia, el Santander tendrá que pagar 43,4 millones de euros a Andrea Orcel por romper el contrato que les vinculaba.

Razones del fichaje frustrado de Andrea Orcel

Desde que se conoció el nombramiento de Andrea Orcel como Consejero Delegado del Santander se especuló mucho sobre las razones reales de su nombramiento.

Orcel no era un ejecutivo cualquiera, sino uno de los grandes banqueros de inversión del mundo, uno de los mejores y mejor pagados, con una amplia trayectoria en diversos bancos, con un desempeño sobresaliente en Merrill Lynch y, posteriormente, como CEO de banca de inversión y número dos del gigante suizo UBS. Su éxito como banquero de inversión ha sido total. Su reputación es la de un hombre agresivo, pero muy serio, cumplidor de sus compromisos.

Su aterrizaje en el Banco Santander, una entidad de gran dimensión, pero un banco comercial que no iba a poder compensarle económicamente como UBS, dejaba dudas sobre la naturaleza y los fines de sus funciones en el banco cántabro.

En la sede de Boadilla del Monte, los directivos, según confirmaron distintas fuentes a Diario16, especulaban que el nombramiento de un número uno a nivel mundial no conocedor de la banca comercial, pero sí experto en operaciones corporativas por complicadas que sean, se debía a la presión de los grandes accionistas institucionales hartos del estilo de gestión de los Botín.

Efectivamente, los grandes fondos se quejaban en privado, y así se lo trasladaron a las autoridades europeas y americanas, del peso de la familia Botín en el banco, en el que ya no poseen una participación de control y que, a pesar de ello, siguen gestionando la entidad como un «cortijo» privado.

Ana Patricia Botín aceptó, presuntamente, el nombramiento de Orcel, conservando la Presidencia, pero preocupada ante los diferentes frentes abiertos, especialmente por la evolución del proceso de abandono del Reino Unido de la Unión Europea, del Brexit.

En la comunidad financiera se ha especulado mucho sobre esto y sobre el papel que asumiría Orcel, uno de los ejecutivos mejor pagados del mundo, a cambio de abandonar UBS.

El 15 de enero de 2019, por sorpresa, el Santander anunció que renunciaba al nombramiento de Andrea Orcel, al no considerar ético abonar 50 millones de euros de los que Orcel era acreedor y que UBS no pagaría en el caso que Andrea fichase por un competidor.

Los motivos para renunciar al fichaje de Orcel expuestos por el Santander fueron delirantes, por mucho que haya sido acogido por sus medios afines o propios, absolutamente acríticos por las incoherencias manifiestas.

No era cierto que antes del anuncio público del fichaje del ejecutivo italiano el Santander no hubiese analizado y negociado minuciosamente las condiciones económicas de la incorporación de Orcel, como ocurre en cualquier en cualquier incorporación de un alto ejecutivo a cualquier empresa, y que, además, lo hubiese hecho con autorización de UBS.

Esto es evidente: el fichaje de Andrea Orcel suponía, obviamente, su salida sin marcha atrás de UBS, la pérdida de los derechos acumulados —cláusula habitual, según ha podido conocer este medio, en los contratos de alta dirección—, la remoción en su cargo de José Antonio Álvarez y de Rodrigo Echenique. La marcha atrás del Santander fue algo sin precedente. Nadie incorpora a un primer ejecutivo sin concretar sus condiciones económicas; no es posible anunciar un nombramiento de este nivel sin haberlo pactado con elBanco Central Europeo.

Además, la apelación a los códigos éticos del Santander resultó patética. El banco presidido por Ana Patricia Botín pagó a Ángel Corcóstegui109 millones de euros de indemnización en 2002 por su prejubilacion con cuatro años de servicios y ha pagado prejubilaciones que han ascendido los 70 millones de euros cuando han querido deshacerse de ejecutivos incómodos –Amusátegui y Luzón, entre otros muchos.

Dada la sensación que el periodo de «gardening leave» exigido por UBS —un periodo en el cual Andrea Orcel no podía trabajar para un competidor— se alargaba en exceso, fuentes financieras hablaron de aparente falta de presión de la presidenta para que el periodo se acelerase. Ana Patricia Botín, quizás consciente de los auténticos motivos de la llegada del nuevo Consejero Delegado, prefirió el escándalo transitorio de la renuncia a la segura toma de control del poder del Banco Santander por Orcel, un hombre que conoce mucho mejor los mercados que Ana Patricia Botín, tiene más reconocida reputación y más credibilidad para los inversores, es decir, lo que verdaderamente necesitan el Santander y sus accionistas pero que, sin duda, era una muy mala noticia para el futuro de la heredera.

Lo + leído