Emilio Saracho llegó al Banco Popular con la única intención de venderlo, ya fuera a través de una operación corporativa, ya fuese por medio de llevarlo a la resolución. Así se lo hizo saber a los pocos días de ser nombrado presidente a Luis de Guindos, Rodrigo Echenique (Banco Santander) y, un mes después, al propio Banco Central Europeo (BCE), reunión en la que ya planteó directamente la resolución como una de las posibles soluciones para el Banco Popular.
El día 11 de mayo se publicó una noticia en El Confidencial en la que se señalaba la posible quiebra del banco, noticia que fue filtrada por el propio Saracho a los periodistas de este medio sin indicación alguna de que se tratara de un off the record. Es decir, que claramente se pretendía la publicación de la misma.
Tal y como indicaron los peritos del banco de España, este fue uno de los momentos clave para la fuga de depósitos que terminó con la crisis de liquidez que fue la única causa de la resolución del banco y de la pérdida de su dinero de 1,2 millones de personas.
Sin embargo, en esos primeros días de mayo ocurrió otro hecho que descolocó a Emilio Saracho porque le pudo destruir su plan. En concreto, al día siguiente de publicarse la noticia de El Confidencial, se filtró que el Popular iba a ser vendido por un euro, es decir, que el día 12 de mayo de 2017 ya se le había puesto precio al Popular.
Diario16 ha tenido acceso a una documentación interna del Popular en la que se confirma que Saracho fue conocedor de que un periodista se había puesto en contacto con la entidad para confirmar si el banco iba a ser vendido por un euro como había ocurrido con Banco de Valencia o la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM).
Si ese periodista llamó para confirmar esa información, quería decir que alguien se la había filtrado y, por tanto, el hecho de la intervención y la venta por un euro se estaba empezando a conocer. Esto alteraba totalmente sus planes y, por supuesto, los de quien compró a la sexta entidad financiera de España por el mismo precio que el anunciado el día 12 de mayo de 2017.
Saracho lo negó y dijo, según la documentación a la que Diario16 ha tenido acceso, que todo era falso. Sin embargo, no porque no fuera cierta la información de la que disponía el periodista, sino por el hecho de que si eso se hiciese público los acontecimientos se precipitarían y ni siquiera el mecanismo de resolución europeo estaba aún preparado legalmente para ejecutar la intervención. Tras su «éxito» del día anterior, con la filtración sobre la posible quiebra, no podía permitir que se le cayera toda la operación.
Además, la cronología de esos días es clara. La información que se comenzó a manejar y por la que se preguntó al banco coincide con el periodo de análisis del Popular que se estaba realizando en el Santander desde principios del mes de mayo de 2017 y que derivó, sólo 10 días después de que ya se estuviese hablando de una venta por un euro, en la aprobación por parte del Consejo de Administración del banco cántabro del Proyecto Neptuno, es decir, la compra del Popular en un escenario de resolución por un valor no superior a 200 millones de euros.
Si el día 12 de mayo ya se estaba hablando de una intervención y de un precio de un euro, ¿por qué el Santander iba a ofertar 2.000 millones? Ya lo dijo Rodrigo Echenique, la compra del Popular los llevaba a una OPA que no salía rentable. Evidentemente, es mejor llevárselo por un euro.
Sin embargo, en esos días de mayo de 2017 también se estaba trabajando en Europa para cerrar la resolución del Popular. Es más, El mismo día en que el Santander aprueba el Proyecto Neptuno, la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) finalizó el diseño y publicó un borrador para normalizar las valoraciones de los bancos antes y después de que se produjera una resolución de una entidad de crédito, en concreto, los documentos EBA/RTS/2017/05 y EBA/RTS/2017/06. Esos borradores, por cierto, no entraron en vigor hasta el mes de marzo de 2019.
Ese mismo día se realiza de modo urgente la primera valoración del Popular por parte de la Junta Única de Resolución (JUR). ¿Por qué ese día y no otro? La respuesta es sencilla: no se podía realizar dicha valoración sin que hubiera un documento normativo sobre el que apoyar las conclusiones de tal informe.
Por otro lado, la contratación de Deloitte por parte de la JUR también se realizó ese mismo día. Demasiados hechos coincidentes en apenas 24 horas para que todo se trate de una ocurrencia o una hipótesis de trabajo, como la denominó Ana Patricia Botín en su declaración en la Audiencia Nacional.
La JUR denominó Hyppocrates a un proyecto que se asemejaba totalmente con lo aprobado por el Santander, y mantuvo las primeras sesiones ejecutivas extendidas, una de ellas, por cierto, celebrada el 24 de mayo de 2017, al día siguiente de que el banco presidido por Ana Patricia Botín aprobara Neptuno.
Por otro lado, según se ha demostrado recientemente con una decisión del Panel de Recurso de la JUR, la intervención de Elke König en Bloomberg el día 23 de mayo tampoco fue una casualidad, sino que estuvo presuntamente programada porque no podían resolver al Popular por insolvencia, y tenían que realizarlo secando la liquidez.
Todo esto ya se sabía el día 12 de mayo de 2017, fecha en la que toda la operación se pudo ir abajo porque alguien filtró a un periodista el final de la misma. Por eso, Saracho afirmó que todo era falso, para que el cierre de su trabajo no se viniera abajo.