El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) ha hecho pública una investigación en la que se demuestra que a través de los grandes bancos globales se mueven miles de millones de dólares procedentes del narcotráfico, el terrorismo, el tráfico de armas y personas o de las oligarquías dictatoriales de distintos países.
La investigación señala, principalmente, a 5 grandes bancos mundiales como responsables de este tipo de transacciones: JP Morgan Chase, Deutsche Bank, HSBC, Standard Chartered Bank y, sobre todo, el Bank of New York Mellon, uno de los máximos accionistas del Banco Santander Varias de las transacciones realizadas por el New York Mellon se hicieron a través del Santander. Además, Pamela Ann Walkden, una de las nuevas consejeras de la entidad presidida por Ana Patricia Botín, procede del Standard Chartered.
Nada impidió que estos bancos siguieran actuando con activos procedentes de actividades ilícitas, ni siquiera la dura legislación norteamericana contra el blanqueo de capitales. Estas grandes entidades siguieron moviendo fondos ilícitos incluso después de que funcionarios estadounidenses les advirtieran que enfrentarían procesos penales si no dejaban de hacer negocios con mafiosos, estafadores o regímenes corruptos.
Según la investigación de ICIJ, el análisis de los documentos indica que se movieron más de 2.000 millones de dólares en transacciones en el periodo 1999-2017 que fueron identificadas como posibles apuntes de lavado de dinero procedente de actividades ilícitas.
Sin embargo, aunque se trate de una gran cantidad de dinero, la realidad es que es sólo una gota de agua en el océano, puesto que el dinero sucio que fluye a través de las entidades financieras mundiales es mucho mayor. En concreto, sólo en el periodo 2011-2017 los bancos depositaron en la Red de Aplicación de Delitos Financieros (FinCec) un total de 12 millones de informes sobre actividades sospechosas de blanqueo de capitales.
Los informes de actividades sospechosas descubiertos incluyen a clientes bancarios de más de 170 países que pudieran estar involucrados en transacciones presuntamente ilícitas.
Lo que muestra esta documentación es que los bancos, principalmente los bancos sistémicos globales, continúan moviendo con cierta impunidad a través de sus cuentas efectivo de personas que no pueden identificar. Tampoco reportan transacciones que tienen todas las características de ser un sistema de blanqueo de capitales hasta varios años después del hecho e, incluso, que continúan haciendo negocios con clientes relacionados con casos de corrupción o fraudes financieros.
Según indica la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, cada año se blanquea un 2,7% de la riqueza mundial pero que los organismos de lucha contra el lavado de capitales sólo detectan un 1% de esa cantidad.
Para los bancos sistémicos globales resulta muy rentable seguir realizando operaciones de blanqueo de capitales, dado que pueden incluir en sus balances y cuentas de resultados las elevadas comisiones que cobran para este tipo de operaciones.