En un contexto económico marcado por la incertidumbre y el desafío, el comercio en España enfrenta una crisis sin precedentes. Durante el último año, el país ha perdido 6.409 comercios, un dato alarmante que pone de manifiesto la fragilidad del sector y la urgente necesidad de medidas contundentes para frenar esta sangría. Aunque el mes de agosto ha registrado un tímido aumento de afiliación al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), con apenas 262 nuevos activos, la situación dista mucho de ser optimista, especialmente cuando se analiza la evolución del comercio y otros sectores clave para la economía nacional.
El frágil equilibrio del trabajo autónomo
Con un total de 3.370.012 afiliados al RETA, el pasado agosto se posiciona como el mes con la mayor afiliación en los últimos cinco años. Este dato, en apariencia positivo, contrasta fuertemente con la realidad que viven miles de autónomos en España, particularmente en sectores como el comercio, la construcción, y la agricultura, que han sido duramente golpeados. Eduardo Abad, presidente de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), ha señalado que, si bien el mercado laboral en general muestra una leve mejoría, el trabajo autónomo, especialmente en el ámbito rural, está en grave peligro.
“El final de la temporada estival tradicionalmente tiene un efecto directo en la afiliación de nuestro colectivo, lo que provoca una pérdida cuantiosa de pequeños negocios, especialmente en el comercio minorista. Esta situación es aún más crítica en las zonas rurales, donde la desaparición de un comercio no solo afecta a la economía local, sino que también erosiona el tejido social de la comunidad”, explicó Abad.
Un comercio en peligro de extinción
El sector del comercio, que en agosto de 2023 contaba con 737.502 afiliados, ha sido uno de los más afectados por la crisis. La pérdida de 6.409 negocios en un solo año es un indicador claro de un sector que está luchando por sobrevivir. Este declive no solo afecta a las grandes ciudades, donde la competencia y los cambios en los hábitos de consumo han impactado significativamente, sino que también está devastando el comercio en zonas rurales, donde las opciones para los consumidores se vuelven cada vez más limitadas.
Además del comercio, otros sectores tradicionales como la construcción (con 409.720 afiliados) y la agricultura (con 256.219 afiliados) también muestran signos preocupantes. Incluso sectores de mayor cualificación, como la educación, que cuenta con 96.471 afiliados, no han escapado a esta tendencia de desaceleración, lo que sugiere una crisis más amplia que podría tener repercusiones duraderas en la economía española.
La necesidad de medidas urgentes
Ante este panorama desalentador, la UPTA ha hecho un llamado urgente al gobierno para implementar un plan especial fiscal y económico que fomente la creación de trabajo autónomo, especialmente en las áreas menos pobladas del país. La propuesta de "fiscalidad cero" durante los tres primeros años de existencia para negocios en poblaciones de menos de 5.000 habitantes es vista como una medida esencial para frenar el despoblamiento rural y revitalizar estas zonas.
“Es crucial que se tomen medidas inmediatas para rescatar el trabajo autónomo en el ámbito rural. Si no lo hacemos, estas zonas están condenadas a la desaparición, lo que no solo sería una pérdida económica, sino también cultural y social para nuestro país”, advirtió Abad.
El presidente de la UPTA también destacó la paradoja que enfrenta el mercado laboral español, donde a pesar de los datos relativamente positivos de desempleo, las empresas continúan reportando dificultades para encontrar trabajadores cualificados. Esto pone de relieve la necesidad de mejorar la cualificación de las personas en desempleo para poder cubrir la demanda de mano de obra en sectores clave de la economía.
La desaparición del comercio rural: una crisis de identidad
La crisis del comercio no solo es un problema económico, sino también un síntoma de un mal mayor: la lenta pero constante desaparición del comercio en las zonas rurales, que amenaza con borrar del mapa a comunidades enteras. En muchas de estas áreas, el comercio local no solo es una fuente de empleo, sino también un punto de encuentro social y un símbolo de la identidad comunitaria. La desaparición de estos negocios puede llevar a un círculo vicioso de despoblación y abandono, que resulta difícil de revertir.
“El comercio rural es más que una simple actividad económica; es el alma de nuestras pequeñas comunidades. Si no actuamos ahora, estaremos condenando a estas zonas a una desaparición lenta y dolorosa”, enfatizó Abad.