Los peritos del Banco de España fueron contundentes cuando afirmaron en su primer informe que la única causa por la que Banco Popular cayó en resolución fue una grave crisis de liquidez. También señalaron que la única causa por la que los afectados perdieron su dinero fue la propia decisión de la resolución.
Tal y como publicamos en días pasados en Diario16, uno de los puntos de inflexión para que el Popular, un banco solvente y viable, llegara a la intervención fue el hecho relevante de la reexpresión de las cuentas publicado el 3 de abril de 2017, es decir, durante la presidencia de Emilio Saracho.
Nueva documentación a la que ha tenido acceso este medio muestra cómo el Banco Central Europeo (BCE), tres días antes de la publicación del hecho relevante, advirtió sobre las posibles consecuencias del mismo y conminó al Popular a que «dada la relevancia de las posibles consecuencias que podrían derivarse de la publicación de los hechos relevantes, le animamos a implementar todas las medidas de contingencia posibles para hacer frente a cualquier crisis de liquidez. Además, le invitamos a definir y poner en marcha una estrategia de comunicación adecuada con el fin de minimizar los posibles impactos negativos derivados de la divulgación, con respecto a los mercados, el personal y los clientes del banco».
El correo electrónico en el que se incluyen estas indicaciones del supervisor fue enviado por Carlo Giorgis, uno de los inspectores más estrictos del BCE, el 31 de marzo de 2017, es decir, más de dos meses antes de la resolución.
Respecto a las indicaciones del BCE, sobre todo en lo referido al plan de comunicación efectivo que reclamó el supervisor, hay que recordar que el hecho relevante de la reexpresión fue lo contrario a lo que se reclamaba desde Frankfurt. Según declaró en sede judicial el exdirector general de Comunicación del Popular, Carlos Balado, «el hecho relevante dejaba abiertos muchos interrogantes y sobre todo no daba una cifra concreta que permitiera arrojar claridad sobre el hecho que se estaba analizando y eso provocó que se especulara sobre las cantidades y el impacto que podrían tener sobre el banco y a partir de ahí es cuando se produce cierta inquietud en los mercados».
Además, Balado señaló que él mismo advirtió a Saracho de la confusión que se estaba generando: «mi recomendación era que nosotros diéramos la cifra de la forma más homogénea posible y que, en el caso de que la cifra no fuera homogénea y no se pudiera concentrar en una sola cantidad, que aclaráramos el porqué de esa falta de homogeneidad y por qué no se podían dar esas cifras, como cifras que tuvieran un sentido agregadas».
Saracho prescindió desde su llegada del Departamento de Comunicación del Popular para que las informaciones se sometieran al criterio de un asesor externo: el bufete de abogados de cabecera del Banco Santander. «Desde su llegada, lo que me dijo es que cualquier asunto o papel o demás que pudiera salir al exterior, eso tenía que pasar por el despacho de Uría».
Además, el día para presentar ese hecho relevante había sido cuidadosamente elegido para que, si no tenía un efecto muy negativo en el valor de la acción, hubiese otro acontecimiento que rematara el golpe que se le dio ese día al Popular.
«Tuvimos ahí un problema, yo diría, de índole corporativa, también bastante grave, porque en el momento de hacer público el hecho relevante, que como decía dejaba muchas dudas sobre los datos y el impacto de esos datos en el banco, ese día sobre la una de la tarde, el periódico Expansión publica, que el CEO [Pedro Larena] abandona la entidad. Yo llamo al CEO, le pregunto si es verdad lo que publica el periódico Expansión y él me pregunta que cómo se han enterado ellos y yo le repregunto si él lo ha hablado con alguien o lo ha puesto en conocimiento de alguien. Él me dice que la única persona con la que él había hablado de esa información, era con el presidente», afirmó Carlos Balado en su declaración judicial, algo que coincide con lo declarado por el propio Pedro Larena en la Audiencia Nacional.
Lo que Saracho consiguió, asesorado por Uría, con esa concatenación calculada de informaciones fue que tanto el mercado como la opinión pública y los clientes relacionaran ambas situaciones que, en realidad, no guardaban relación alguna. «La conclusión periodística es unir y sacar conclusiones de relación y causalidad entre una decisión y la otra, entre el hecho de la reexpresión de las cuentas y la publicación de la reexpresión de las cuentas y el cese del CEO, sí, eran dos informaciones, que periodísticamente cabía interpretarlas como nexo de causalidad, no de correlación», afirmó Balado. En consecuencia, Saracho, su equipo y el despacho de cabecera del Santander hicieron lo contrario a lo que instó el supervisor.