El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado en tres décimas el crecimiento previsto para España en 2024, hasta el 1,7%, si bien mantiene su previsión para este año en el 2,5%. Por el contrario, el país permanecerá entre las economías avanzadas que más crezcan.
Inflación
La institución ha empeorado también su pronóstico de inflación: el índice de precios español subirá hasta el 3,5% este año, dos décimas más de lo estimado en el informe anterior, y hasta el 3,9% en el año que viene. De este modo, España quedará entre los países con menos inflación de la zona euro en 2023, pero entre los que más en 2024.
“En un entorno internacional de incertidumbre, España liderará el crecimiento entre las principales economías desarrolladas ambos ejercicios”, han señalado desde el Ministerio de Asuntos Económicos, que no tiene en cuenta el avance de Malta (3,8%), Islandia (3,3%), Croacia (2,7%) o Grecia (2,5%).
Guerra de Ucrania
La invasión rusa de Ucrania en 2022 fragmentó los principales mercados de materias primas. Desde entonces, los países han restringido el comercio de estas materias: en comparación con 2021, las nuevas medidas de políticas se han incrementado en más del doble.
Las materias primas, en particular, los minerales críticos para la transición verde y ciertos productos agrícolas objeto de intenso comercio, son especialmente vulnerables en el caso de que se produzca una fragmentación geoeconómica más fuerte, como mostramos en un capítulo de nuestras últimas Perspectivas de la economía mundial.
Una mayor fragmentación podría dar lugar a turbulencias en los mercados de materias primas, lo que causaría fuertes vaivenes de precios. Si bien las pérdidas económicas a escala mundial a largo plazo, de aproximadamente 0,3%, se mantendrían relativamente moderadas debido a los efectos compensatorios en los países productores y consumidores netos, los países de ingreso bajo y otros países vulnerables serían los más castigados. En nuestras simulaciones ilustrativas, podrían afrontar pérdidas del producto interno bruto a largo plazo de 1,2%, en promedio, derivadas principalmente de las perturbaciones en las importaciones de productos agrícolas.
En algunos países, las pérdidas podrían ser de más de 2%. Esta situación aumentaría la preocupación por la seguridad alimentaria, ya que los países de ingreso bajo son especialmente dependientes de las importaciones de alimentos para alimentar a su población.
La creciente fragmentación geoeconómica, el endurecimiento de la política monetaria, los fenómenos meteorológicos extremos y la pandemia todavía lastrando la recuperación, aunque de forma desigual, se prevé que el crecimiento mundial disminuya del 3,5% en 2022 al 3% en 2023 y al 2,9% en 2024, esto es, cifras por debajo de la media histórica (3,8%, entre el 2000 y el 2019).
Profundiza la recesión alemana, mejora el dato de EE.UU. y empeora el chino
Para el ámbito europeo, el FMI augura una recesión más profunda en Alemania este año (-0,5%, dos décimas peor que en el pronóstico de julio), que remontará en 2024 hasta el 0,9% del PIB. Dicho crecimiento, no obstante, supone una revisión a la baja de cuatro décimas respecto a lo esperado en verano.
Además, se rebaja el progreso estimado del PIB de Italia (hasta el 0,7% en 2023 y 2024) y se mejora ligeramente el cálculo para Francia, que crecerá un 1% y 1,3% estos años. Así, en conjunto, el FMI ha empeorado el pronóstico para la zona euro, que crecerá un 0,7% en 2023 y un 1,2% en 2024 (una corrección de dos y tres décimas menos respecto a julio).
Crecimiento débil de la zona euro
El crecimiento más débil en la zona euro (que venía de un 3,3% en 2022) supone una ralentización para las economías avanzadas: pasarán del 2,6% en 2022 al 1,5% en 2023 y al 1,4% en 2024, gracias a un impulso más fuerte de lo previsto inicialmente para Estados Unidos. Su PIB crecerá tres y cinco décimas más de lo esperado este año y el próximo, hasta el 2,1% y el 1,5%.
Por último, el FMI prevé que el crecimiento de las economías de mercado emergentes y en desarrollo disminuya ligeramente, del 4,1% en 2022 al 4% tanto en 2023 como en 2024, con una revisión a la baja de una décima en 2024, debido a la crisis del sector inmobiliario en China. El gigante asiático crecerá un 5% y un 4,2% este año y el siguiente, esto es, dos y tres décimas menos de lo proyectado en julio.
“La crisis del sector inmobiliario chino podría agravarse, con repercusiones mundiales, en particular para los exportadores de materias primas”, advierte el FMi, dirigido por Kristalina Georgieva.
Inflación: hacia el “aterrizaje suave”
En cuanto a la inflación, el FMI prevé un descenso constante, del 8,7% en 2022 al 6,9% en 2023 y al 5,8% en 2024, si bien, las previsiones globales para este año y el próximo se han revisado al alza en una y seis décimas, respectivamente, y la inflación subyacente está siendo más complicada de gestionar.
Efectos adversos para la economía
Estos efectos adversos se deben en parte a la elevada concentración de la producción de materias primas, consecuencia en gran medida de las ventajas regionales en la dotación de recursos naturales. Por ejemplo, los tres principales proveedores de minerales representan, en promedio, en torno al 70% de la producción de mineral extraído a escala mundial. Ampliar la capacidad de procesamiento y extracción minera puede llevar años, dando lugar a que las respuestas a las señales de precios sean lentas.
Al mismo tiempo, algunas materias primas, como los alimentos y la energía, tienen un papel fundamental en el consumo de los hogares, mientras que muchos minerales son insumos clave para tecnologías y manufacturas vitales. Esta combinación de oferta concentrada y demanda extendida da lugar a un comercio amplio de materias primas, con muchos países que dependen en gran medida de las importaciones procedentes de tan solo unos pocos proveedores. Esto hace que las materias primas sean más vulnerables en el caso de restricciones comerciales.
Mercados mundiales de materias primas según el FMI
El estudio del FMi indica que la fragmentación de los mercados mundiales de materias primas en dos bloques geopolíticos hipotéticos, basados en la votación que tuvo lugar en marzo de 2022 en la Asamblea General de las Naciones Unidas en la que se pedía a Rusia que pusiera fin a su guerra en Ucrania, podría dar lugar a importantes vaivenes de precios. También podría provocar amplios diferenciales de precios entre bloques, en especial de minerales críticos para la transición verde y productos agrícolas objeto de intenso comercio.
Los precios también serían más volátiles en un mundo fragmentado. La fragmentación de los mercados reduciría los colchones para absorber shocks futuros de materias primas, como son las cosechas escasas o las condiciones meteorológicas extremas. Además, con que tan solo un único productor de materias primas cambiara su lealtad geopolítica, podrían desencadenarse importantes fluctuaciones de precios.
Un riesgo para la transición energética
La fragmentación de los mercados de materias primas podría obstaculizar la transición energética a nivel mundial. Para lograr las metas de cero emisiones netas de carbono, la demanda de minerales se multiplicará varias veces en los próximos años. Satisfacer esta demanda exigirá un rápido incremento de la oferta. Como los depósitos viables desde el punto de vista económico se concentran en unos pocos países, el comercio es esencial para garantizar el acceso a estos recursos. La fragmentación de los mercados podría complicar las cosas.
En el escenario hipotético en el que el comercio de minerales críticos entre bloques ha sufrido perturbaciones, la inversión en energías renovables y vehículos eléctricos podría disminuir en hasta 30% de aquí a 2030, en comparación con un mundo no fragmentado. Esto podría dar lugar a que la mitigación del cambio climático se ralentice.
Cooperación multilateral y el FMI
El FMi señala que es necesaria la cooperación multilateral en políticas comerciales. Si la cooperación plena sigue sin concretarse, deben explorarse soluciones pragmáticas para hacer frente a los retos más urgentes: mitigar el riesgo de inseguridad alimentaria y apoyar la transición a la energía verde.
Se necesitan medidas urgentes para garantizar un flujo de alimentos sin trabas y minimizar la amenaza de inseguridad alimentaria en los países de ingreso bajo, en especial dada la frecuencia e intensidad cada vez mayores de fenómenos meteorológicos y desastres naturales.
De igual forma, los esfuerzos multilaterales deben dar prioridad al establecimiento de un “corredor verde” que consista en un acuerdo mínimo para mantener el flujo de minerales críticos. Esto contribuiría a evitar el cambio climático.