La senadora Elizabeth Warren, de Massachusetts, ha exigido respuestas a una serie de empresas sobre su influencia en el mercado inmobiliario de Estados Unidos en medio de un empeoramiento del mercado de viviendas asequibles en todo el país.
Warren envió cartas el día 13 de enero a Progress Residential, Invitation Homes y American Homes 4 Rent, empresas que han adquirido varias decenas de miles de viviendas en todo Estados Unidos. Warren no se ha mordido la lengua y ha culpado a las empresas y a otros grandes inversores de fijar los precios de los compradores de vivienda por primera vez, lo que contribuyó a disparar los alquileres y provocó desahucios innecesarios.
«Los grandes inversores han ayudado a impulsar los precios de la vivienda aún más durante el último año, ejerciendo presión sobre los presupuestos de las familias mientras lidian con la pandemia. Cuando los posibles compradores de vivienda no pueden competir con los grandes inversionistas con dinero disponible aparentemente ilimitado, se ven obligados a alquilar», afirma Warren en sus comunicaciones.
Las cartas llegan cuando un fenómeno inmobiliario relativamente nuevo se está extendiendo por determinados barrios de los Estados Unidos: grandes empresas compran miles de viviendas unifamiliares cada mes y las ponen en alquiler.
Las cartas exigen información sobre las ganancias de las empresas, los aumentos de alquileres, los desalojos y las diversas tarifas que imponen a los inquilinos, citando la reciente investigación periodística del Washington Post y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.
La noticia detalló la creación de Progress Residential por parte de una firma de inversión. Atrayendo inversores de todo el mundo, la firma Pretium Partners creó una empresa de inversión de mil millones de dólares que compra viviendas unifamiliares predominantemente en los vecindarios de Sun Belt.
La investigación se basó en registros de inversión contenidos en los Papeles de Pandora, así como docenas de entrevistas con inquilinos y ex empleados. El informe mostró que Progress Residential ha estado obteniendo ganancias sustanciales para los inversores multimillonarios de todo el mundo mientras supera a los compradores de viviendas de clase media y somete a los inquilinos a lo que alegan son aumentos de alquiler injustos, mantenimiento de mala calidad y tarifas excesivas.
Estas empresas intentaron explotar el colapso inmobiliario de Estados Unidos de 2008, que obligó a millones de propietarios a ejecutar sus hipotecas y dejó un exceso de casas baratas en venta. Su plan requería comprar decenas de miles de propiedades y alquilarlas a familias que habían perdido sus hogares o que, debido a prácticas crediticias más estrictas, ya no podían acceder a una hipoteca.