«Frustrante y difícil de entender»: así definió un fondo de inversión la gestión de Saracho un día antes de iniciarse el proceso de resolución

27 de Agosto de 2021
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Emilio Saracho

El 2 de junio de 2017 ocurrieron demasiadas cosas en todo lo relacionado con el Caso Banco Popular. Ese día Uría y Menéndez envió las instrucciones sobre lo que Saracho debía hacer a la hora de declarar la inviabilidad de la entidad y el plan de acción para el día de la resolución. Por la noche, Elke König convocó a Saracho y al FROB a una reunión, a través de un correo electrónico que contenía una reclamación de información a través de un archivo adjunto protegido por contraseña y que Diario16 está en posesión  de él, para el 3 de junio en la que se dio inicio a la resolución del Banco Popular con la puesta en marcha del Proyecto Hipócrates.

Sin embargo, ese viernes caluroso del mes de junio en el Popular se recibió una comunicación que, en cualquier otra situación, hubiera disparado todas las alarmas, tanto a nivel del mercado como al propio gobierno de Mariano Rajoy. La mera existencia de ese correo debería haber provocado que el Ejecutivo de Pedro Sánchez no aprobara la fusión por absorción y la eliminación de la personalidad jurídica del Popular. Tanto Rajoy como Sánchez hicieron oídos sordos a las evidencias y convirtieron al Estado español en cómplices necesarios de una operación ilegal que provocó la ruina de más de 1,2 millones de personas.

El fondo Pimco, el principal tenedor de bonos convertibles de nivel At1 (CoCos), se dirigió a través de un correo electrónico, al que Diario16 ha tenido acceso, a Carlos Berastain, director de Relaciones con los Inversores y Agencias de Rating del Popular, en los siguientes términos: «Con el debido respeto. La falta de compromiso de su gestión es extremadamente frustrante y difícil de entender en esta etapa: ¡la prensa habla seriamente de la resolución! Y el tema de los derechos, ¿ni siquiera ha sido tratado?».

Que una empresa como Pimco se refiera a la gestión de Saracho como de «extremadamente frustrante y difícil de entender» hubiera hecho que las alarmas saltaran en el Edificio Beatriz y que los cimientos se removieran, sobre todo teniendo en cuenta que Pimco era el mayor tenedor de CoCos. Sin embargo, los planes continuaron, la estrategia de Saracho, anunciada el 25 de marzo en el BCE, de llevar al Popular a la resolución no paró, como bien saben las 305.000 familias arruinadas.

El correo electrónico de Pimco, además, encierra una lectura muy clara: el fondo de Newport Beach quería dejar clara su postura en favor de una ampliación de capital. No sería nada descartable que estuvieran enterados, incluso por informaciones salidas del propio Popular, de las conversaciones que se estaban manteniendo con Barclays y con Deutsche Bank en referencia a dicha ampliación de capital, negociaciones que tuvieron su colofón con el envío de sendas ofertas que no fueron tenidas en cuenta por Saracho.

Ese día 2 de junio de 2017 Pimco estaba viendo clara la estrategia y de ahí ese correo tan lacerante y duro que no suele ser muy habitual a ciertos niveles del sector financiero.

Hay que recordar que Carlos Berastain ya advirtió de que la estrategia que Saracho había implementado era nociva para el Popular, y así lo hizo saber a través de un correo electrónico enviado a Emilio Saracho, a Antonio San José y a Miguel Escrig el día 1 de junio:

La advertencia de Berastain era clara: o se hacía algo rápido o el banco se iba a la resolución porque así era como lo percibía el mercado.

Tras recibir el correo de Pimco, Berastain lo reenvió a Miguel Escrig, quien se lo reenvió a Saracho con un mensaje muy claro: «Emilio. Para lo que sirva, el mayor tenedor de AT1s esperaría ampliación antes de resolución». ¿Para lo que sirva? El mero hecho de que uno de los mayores clientes se refiriera a la ampliación debería haber provocado el cierre de las negociaciones que ya estaban abiertas y de las que Escrig era conocedor puesto que era la persona con quien estaban contactando tanto Barclays como Deutsche Bank.

En consecuencia, la pasividad ante un toque de atención tan serio y la falta de reacción es otra muestra de que todo estaba «atado y bien atado» y de que el caballo ganador ya estaba designado desde antes que comenzara la carrera.

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