El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha ajustado a la baja la tasa de inflación de enero, situándola finalmente en un 2,9 %, una décima menos que la estimación inicial. A pesar de este leve recorte, la cifra sigue reflejando una presión inflacionaria significativa, al marcar el nivel más alto desde junio de 2024.
El dato definitivo del Índice de Precios de Consumo (IPC) confirma que la inflación subyacente, que excluye los alimentos no elaborados y la energía, se situó en el 2,4 %, dos décimas menos que en diciembre. Sin embargo, el encarecimiento de los carburantes y la electricidad ha mantenido el IPC general en valores elevados, con una tendencia al alza desde septiembre.
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La energía y los carburantes disparan los precios
Uno de los principales factores que ha impulsado la inflación en enero ha sido la subida de los precios de los carburantes y la electricidad. Según el INE, el grupo de transporte elevó su tasa interanual hasta el 1,3 % debido al encarecimiento de los combustibles. Asimismo, el grupo de vivienda registró un alza del 7,9 %, impulsada por el aumento de la tarifa eléctrica, que en enero reflejó el retorno del IVA de la electricidad al 21 % tras la finalización de las rebajas fiscales aplicadas en 2024.
El Ministerio de Economía ha señalado que el incremento de una décima en el IPC de enero se explica, en gran medida, por estos factores energéticos. "El impacto de la subida de la electricidad y los carburantes ha sido clave en la evolución del IPC", han indicado fuentes del ministerio.
El precio del aceite de oliva amortigua el impacto
A pesar de la presión inflacionaria, algunos productos han contribuido a moderar la subida generalizada de los precios. Destaca la bajada del precio del aceite de oliva, que ha caído un 21,9 % en el último año, ayudando a contener el avance del índice. Por otro lado, el precio de los alimentos aumentó un 1,8 % en enero respecto al mismo mes del año anterior, manteniéndose estable en comparación con diciembre. Las legumbres y hortalizas presionaron al alza, mientras que las frutas y aceites ayudaron a suavizar la subida.
El dato de enero confirma que la inflación lleva cuatro meses consecutivos de incrementos desde que en septiembre de 2024 marcara su nivel más bajo del año (1,5 %). La subida mensual del IPC en enero fue del 0,2 %, lo que supone el mayor incremento en un mes de enero desde el año 2000. Este repunte mensual se debe, en gran parte, al aumento de los precios de la vivienda (+3,8 %) y del transporte (+0,8 %), en ambos casos vinculados a la subida de la electricidad y los combustibles.
No obstante, otros sectores han registrado caídas significativas. En enero, los precios del vestido y calzado se desplomaron un 11,2 % debido al efecto de las rebajas de invierno, mientras que el grupo de ocio y cultura redujo su tasa mensual un 3,3 % por el abaratamiento de los paquetes turísticos.
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Perspectivas económicas: incertidumbre en el horizonte
Aunque la inflación subyacente se mantiene en valores relativamente estables y la moderación de algunos productos ayuda a frenar el avance del IPC, el encarecimiento de la energía sigue representando un riesgo para la evolución de los precios en los próximos meses. Analistas advierten que la volatilidad de los mercados energéticos y la recuperación del consumo podrían seguir presionando al alza la inflación en el corto plazo.
Por su parte, el Gobierno insiste en que las medidas adoptadas para contener los precios, como la reducción del IVA en algunos productos básicos y el control de los márgenes comerciales en determinados sectores, están contribuyendo a estabilizar la inflación. Sin embargo, la tendencia alcista del IPC y la presión de los mercados energéticos podrían complicar el escenario en los próximos meses.
Con el IPC interanual en el 2,9 %, la inflación sigue siendo una de las principales preocupaciones económicas, tanto para los hogares como para las empresas. La evolución de los precios en los próximos meses dependerá en gran medida de la evolución del mercado energético y de las políticas económicas que se implementen para contener la presión inflacionaria.