El arranque de 2025 viene con malas noticias para los bolsillos: la inflación ha subido dos décimas en enero, situándose en el 3% interanual, según los datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE). La principal responsable de este repunte es la energía, con un incremento en los carburantes y la electricidad que ha vuelto a poner presión sobre el índice de precios de consumo (IPC).
Por otro lado, la inflación subyacente, que excluye los elementos más volátiles como los alimentos frescos y la energía, ha bajado dos décimas, hasta el 2,4%. A pesar de esta moderación, la tendencia alcista del IPC general preocupa a los consumidores, que siguen notando el impacto del encarecimiento en su día a día.
La luz y los carburantes empujan la subida
El factor clave en este aumento de precios ha sido el encarecimiento de los carburantes. En enero de 2024, el precio de la gasolina y el diésel bajó, pero este año ha ocurrido lo contrario, impulsado por la escalada del petróleo. La electricidad también ha jugado un papel importante en la subida del IPC, con un incremento superior al registrado en el mismo mes del año pasado.
Además, la retirada de algunas medidas fiscales que amortiguaban los precios ha añadido presión al bolsillo de los ciudadanos. Desde el 1 de enero, el IVA de la luz ha vuelto al 21%, tras dos años de rebajas temporales. También han desaparecido las reducciones fiscales en alimentos básicos, lo que ha elevado los precios de productos como el pan o las verduras, cuyo IVA ha regresado al 4%.
Cuatro meses de subidas
La inflación lleva encadenando cuatro meses consecutivos al alza, desde que tocó fondo en septiembre de 2024 con un 1,5%. Este dato confirma que los precios siguen lejos del objetivo del 2% que busca el Banco Central Europeo (BCE) para garantizar la estabilidad económica.
En comparación con enero de 2024, cuando la inflación se situó en el 3,4%, la cifra actual es cuatro décimas menor. Sin embargo, el ritmo de aumento de los precios sigue siendo motivo de preocupación, especialmente en un contexto en el que el poder adquisitivo de las familias aún no se ha recuperado del golpe de la crisis inflacionaria de los últimos años.
El futuro sigue incierto
A la espera de que el INE confirme estos datos el próximo 14 de febrero, la evolución de la inflación en los próximos meses dependerá de varios factores. Entre ellos, el comportamiento de los mercados energéticos y las decisiones del BCE sobre los tipos de interés.
Por ahora, lo único seguro es que el 2025 ha empezado con una nueva subida de los precios, poniendo en jaque la capacidad de ahorro de los hogares y dejando en el aire las previsiones de una moderación sostenida de la inflación.