Los países más ricos del mundo que ayudan a establecer estándares fiscales globales son, en realidad, los responsables de la mayoría de los abusos fiscales corporativos en todo el mundo.
Así lo indica el Índice 2021 Corporate Tax Haven de Tax Justice Network (TJN), que clasifica a los países con una mayor complicidad a la hora de ayudar a las empresas multinacionales a pagar menos impuestos de lo que les corresponde, fija seis jurisdicciones que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): las Islas Vírgenes Británicas, lasIslas Caimán, Bermudas, los Países Bajos, Suiza y Luxemburgo, como los mayores facilitadores de la evasión fiscal corporativa en todo el mundo.
La OCDE, una organización formada por los países más ricos del mundo, recopila datos económicos y los utiliza para hacer recomendaciones sobre reformas regulatorias, gobierno corporativo y política fiscal, no solo para sus miembros, sino para todo el mundo.
Dereje Alemayehu, coordinador ejecutivo de la Alianza Global para la Justicia Fiscal, afirmó en un comunicado que «confiar en la OCDE a la luz de los datos del Índice hoy es como confiar en una manada de lobos para construir una cerca alrededor de su gallinero».
El análisis del Estado de la Justicia Fiscal 2020 de TJN encontró que los países pierden 245.000 millones de dólares en ingresos fiscales al año debido a la evasión fiscal transfronteriza por parte de las multinacionales, y el nuevo informe atribuye el 68% de esa cifra a los miembros de la OCDE y sus territorios de ultramar.
TJN también señala que los Emiratos Árabes Unidos subieron al número 10 en su clasificación, en gran parte debido a una inyección de más de 200.000 millones en inversión extranjera directa, equivalente a más del 50% del PIB del país, enrutada a través de los Países Bajos.
Liz Nelson, directora de Justicia Tributaria y Derechos Humanos de TJN, señaló en el mismo comunicado que «Los países más ricos del mundo están privando al resto del mundo de $ 166 mil millones en impuestos corporativos cada año al permitir que las corporaciones multinacionales más grandes paguen menos impuestos de lo que deberían».
El informe señala que el problema se halla en que los propios métodos de evaluación de la OCDE son demasiado laxos. Si bien la OCDE publicó recientemente su propio informe sobre habilitadores profesionales que ayudan a facilitar los posibles delitos financieros de sus clientes, el análisis de TJN dice que el 98% de los riesgos de abuso de impuestos corporativos provienen de países que la OCDE ha determinado que no permiten prácticas fiscales dañinas.
Moran Harari, investigador de TJN, señala que «para obtener la aprobación de sus países miembros más poderosos, la OCDE tuvo que suavizar sus reglas fiscales globales hasta el punto de quedar obsoletas. En lugar de eliminar los paraísos fiscales, las reglas globales de la OCDE los normalizaron. Solo una convención fiscal de la ONU, donde las reglas globales están determinadas por la democracia y no por la plutocracia, puede hacer que los paraísos fiscales sean cosa del pasado».
TJN ha propuesto trasladar la responsabilidad de los estándares de impuestos corporativos de la OCDE a las Naciones Unidas, una recomendación que viene inmediatamente después del informe del Panel de Alto Nivel sobre Responsabilidad Financiera Internacional, Transparencia e Integridad de la ONU que contiene más de una docena de recomendaciones para combatir el abuso fiscal. Las estrategias propuestas incluyen umbrales mínimos de impuestos corporativos, mayor transparencia de propiedad y protecciones más sólidas para denunciantes y periodistas.
Alex Cobham, director ejecutivo de TJN, afirmó que la forma en que los sistemas tributarios priorizan los deseos de las corporaciones y las personas adineradas sobre las necesidades de todos los demás «ha quedado dolorosamente clara con la pandemia» y enfatizó la importancia de comprender el verdadero costo de evasión de impuestos.
«Nuestros sistemas tributarios son nuestras herramientas más poderosas para crear una sociedad justa que dé el mismo peso a las necesidades de todos los miembros de la sociedad. Debemos reprogramar nuestro sistema tributario global para priorizar el bienestar y los medios de vida de las personas sobre los deseos de quienes están empeñados en no pagar sus impuestos», sentenció Cobham.