¿Alguna vez se ha preguntado por qué la cotización de una acción puede subir o bajar en un solo día, o incluso en cuestión de minutos? En un momento, el mercado parece tranquilo. Al siguiente, oscila salvajemente. ¿Qué hay detrás de estos cambios?
Si acaba de empezar su viaje y siente curiosidad por cómo invertir en bolsa, entender qué impulsa estos movimientos de precios es un gran primer paso.
Vamos a desglosar lasseis razones clave por las que se mueven los precios de las acciones, tanto a corto como a largo plazo.
¿Por qué cambian tan deprisa las cotizaciones bursátiles?
Es fácil sentirse confuso cuando vemos que los precios de las acciones saltan por todas partes. Por ejemplo, el precio de Tesla ha experimentado enormes subidas y bajadas en el mismo año. Pero, ¿significa eso que el valor real de la empresa cambia tan rápido?
La verdad es que no. En la mayoría de los casos, la empresa subyacente no cambia de forma tan drástica. El movimiento suele provenir de lo que ocurre en torno a la empresa o de la opinión de los inversores al respecto.
Para entenderlo mejor, piense que las cotizaciones bursátiles están influidas por dos líneas temporales:
- Factores a corto plazo (horas, días, semanas)
- Factores a largo plazo (meses, años)
Empecemos por lo que mueve los precios de las acciones a corto plazo.
¿Qué hace que las acciones se muevan a corto plazo?
1. ¿Pueden la política y los acontecimientos mundiales sacudir el mercado?
Sí, y a menudo lo hacen. Cuando se producen grandes noticias, como unas elecciones, una guerra o un cambio político importante, el mercado puede sentir miedo o excitación. Los inversores pueden apresurarse a comprar o vender en función de lo que esperan que suceda a continuación.
Por ejemplo, en abril de 2025, las acciones cayeron cuando el expresidente Donald Trump anunció nuevos aranceles. Ese tipo de anuncio afecta a la forma en que los inversores ven las condiciones empresariales futuras, especialmente para las empresas implicadas en el comercio mundial.
Pero estas reacciones pueden ser efímeras. El mercado puede entrar en pánico un día y recuperarse al siguiente cuando la atención se desplaza a los nuevos titulares.
2. ¿Realmente importan los datos económicos?
Sin duda. Información como las cifras de inflación, los índices de empleo o las actualizaciones de los tipos de interés pueden provocar grandes movimientos en las cotizaciones bursátiles.
¿Por qué? Porque estas cifras nos dicen si la economía va bien o muestra signos de problemas. Si la economía se ralentiza, las empresas pueden ganar menos. Eso hace que sus acciones sean menos atractivas. Por otro lado, las señales de crecimiento pueden levantar a todo el mercado.
3. ¿Influyen los gráficos y los patrones en los precios?
Claro que sí, para los operadores a corto plazo. Muchos operadores profesionales utilizan algo llamado análisis técnico. En lugar de centrarse en los resultados de la empresa, se fijan en los gráficos de precios, los patrones y el volumen de operaciones para adivinar cuál será el próximo movimiento de los precios.
Este tipo de operaciones puede dar lugar a subidas o bajadas repentinas de los precios, aunque la empresa en sí no haya cambiado en absoluto.
¿Cuál es la conclusión? A corto plazo, los precios pueden moverse por razones que tienen muy poco que ver con el rendimiento real de una empresa.
¿Qué hace que los precios de las acciones se muevan a largo plazo?
Ahora, ampliemos la perspectiva. ¿Qué ocurre con el precio de las acciones a lo largo del tiempo? Ahí es donde las cosas se vuelven más predecibles y más vinculadas al valor real de la empresa.
4. ¿Es el crecimiento de los beneficios el principal motor?
Sí. Una empresa que gana más dinero con el tiempo tiende a tener un precio de las acciones al alza. Piense en empresas como Amazon o Apple: han crecido porque siguen aumentando sus beneficios año tras año.
Se espera que el S&P 500, un grupo de unas 500 grandes empresas estadounidenses, aumente sus beneficios en torno a un 7% en el primer trimestre de 2025. Esa es una señal de que las empresas, en promedio, lo están haciendo bien y los precios de las acciones a menudo lo siguen.
5. ¿Y los dividendos?
Buena pregunta. Los dividendos son pagos que algunas empresas hacen a los accionistas con cargo a sus beneficios. No todas las empresas los pagan, pero muchas sí, especialmente las grandes empresas estables.
Si busca unos ingresos constantes, los dividendos pueden ser una parte importante de su estrategia de inversión. El valor medio del S&P 500 ofrece actualmente una rentabilidad por dividendo de alrededor del 1,3%.
Recuerde que una empresa que reinvierte beneficios en lugar de pagar dividendos puede seguir recompensándole a través de precios más altos de las acciones, si utiliza ese dinero sabiamente para crecer.
6. ¿Afectan las opiniones de los inversores a los precios a largo plazo?
Sí, y aquí es donde entra en juego la valoración. Piense en la valoración como lo que la gente está dispuesta a pagar por una acción en función de las expectativas futuras.
Esto se mide a menudo utilizando la relación precio/beneficios (PER). Una empresa con grandes expectativas de crecimiento suele tener un PER más alto. Pero si el crecimiento se ralentiza o los tipos de interés suben, esas valoraciones pueden bajar, y también los precios de las acciones.
Los inversores también utilizan un "tipo de descuento" para calcular cuánto valen hoy los beneficios futuros. Cuanto mayor sea el tipo de descuento (debido al riesgo o a la inflación), menor será el valor de los flujos de caja futuros.
Por tanto, si los inversores empiezan a exigir mayores rendimientos, no pagarán tanto por las acciones. Esto puede hacer bajar los precios, incluso si los beneficios aumentan.
Reflexiones finales
Los precios de las acciones pueden cambiar por muchas razones. A corto plazo, las noticias, las emociones y las tendencias pueden provocar movimientos bruscos. Pero a largo plazo, los verdaderos motores son sencillos: los beneficios, el crecimiento y lo que la gente está dispuesta a pagar.
Si está invirtiendo para el futuro, no se distraiga con el ruido diario del mercado. En su lugar, fíjese en la solidez de la empresa, su potencial de crecimiento y su valor a largo plazo.
Así que la próxima vez que vea subir -o bajar- el precio de una acción, pregúntese: ¿se trata de una reacción a corto plazo o de una señal a largo plazo?
Conocer la diferencia podría ayudarle a convertirse en un inversor más inteligente.