Primera «privatización» del Gobierno de coalición contra el Estado

Manuel Domínguez Moreno / José Antonio Gómez
08 de Julio de 2020
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Ana Patricia y Nadia

El siguiente tuit cada día va cogiendo más fuerza:

https://twitter.com/AnaBotin/status/1004009333808656384

El hecho de que a Ana Patricia Botín le guste la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos deja claro lo que se puede esperar de la gestión que Nadia Calviño haga de la economía española y de hacia quién orientará sus prioridades. Las clases medias y trabajadoras no pueden esperar ya nada de esta ministra, sobre todo porque el capitalismo deshumanizado ha logrado perpetuar y recrudecer una guerra social sistémica en la que no se puede agradar a los dos bandos a la vez. Lo que la gestión de Calviño está dejando claro es por cuál ha optado la actual candidata a presidir el Eurogrupo.

El último episodio se ha dado en la Comisión Nacional de losMercados y la Competencia (CNMC) donde Calviño, de la mano del nuevoconde-duque de Olivares, Iván Redondo, colocaron a una representante,precisamente, de las élites y las clases dominantes: la socia de Cuatrecasas CaniFernández, quien defendió los intereses de multinacionales y grandes empresascontra las decisiones adoptadas por el organismo que ahora está presidiendo. Elnombramiento fue aprobado por el Gobierno el día 16 de junio y, en menos de dossemanas, el Santander ya ha obtenido rendimientos positivos.

En concreto, el banco presidido por Ana Patricia Botín haconseguido hacerse con las ocho cuentas corrientes de la CNMC que, hasta ahora,estaban siendo gestionadas por el Banco de España. Así se puede consultar en elportal de Contratación del Estado, donde se puede comprobar cómo el Santanderse ha quedado con los cinco lotes licitados para dar de alta cuentas nuevas. LaCNMC mueve al año más de 22.000 millones de euros que serán gestionados por elSantander y, por tanto, tendrá que pagar las correspondientes comisiones a laentidad cántabra.

Según el portal de Contratación, la duración del contratoserá de 2 años y supondrá una nueva inyección de liquidez para el Santanderque, poco a poco, se va haciendo con el control de las cuentas del Estado.

La adjudicación de este contrato por parte de la CNMCmuestra cómo la política económica de Nadia Calviño no está muy desligada de lade Luis de Guindos. Privatizar la gestión bancaria de las cuentas de un órganoque mueve tanto dinero al año no es más que una muestra más de cómo la actualvicepresidenta tercera del Ejecutivo es la nota discordante, la comisariapolítica que las élites han colocado en Moncloa para controlar y frenarcualquier intento por parte del Consejo de Ministros y Ministras (el lenguaje inclusivode género nunca fue una de las virtudes de Calviño, como se pudo comprobar enla jura de su cargo ante el Jefe del Estado) de implementar medidas quefavorezcan a las clases medias y trabajadoras en detrimento de los privilegiosde las dominantes.

Por otro lado, no se puede olvidar jamás cómo uno de losresponsables de la crisis de liquidez del Banco Popular, que terminó con unaresolución cruel porque provocó la ruina de más de 1,2 millones de personas,fue la CNMC, quien retiró, junto con otras administraciones y organismospúblicos, los depósitos suficientes como para generar una crisis de liquidez dela que la sexta entidad financiera no se pudo recuperar, connivencias ypresunta información privilegiada aparte.

Suerte tiene Calviño de que en España los presidentes, nisiquiera los más autoritarios, cesan a sus ministros y ministras como ocurre enotros países de nuestro entorno. Si hubiera la suficiente coherencia ideológicay política, ni Calviño ni Iván Redondo estarían ya en Moncloa. Sin embargo,algo debe haber sobrevolando la cabeza del presidente para que, después de laspromesas que hizo ante su militancia en el último Congreso Federal, estérenunciando a los principios mínimos de lo que implica el socialismo.

Aldous Huxley decía que «cuanto más siniestros son losdeseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de sulenguaje». Escuchen a Calviño y lo entenderán. De Iván Redondo no esperen nadaporque no habla…, pero actúa.

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