Nadie duda de que Duro Felguera necesitaba un rescate del Estado, teniendo en cuenta la situación financiera y de deudas en la que vive la compañía y la concesión de 120 millones de la SEPI ha sido un éxito de lo público sobre las empresas lobistas que, dirigidas y formadas por expolíticos, muchas veces se pueden convertir en un fracaso para el Estado, sobre todo si tenemos en cuenta que dichos ex servidores públicos han perdido la perspectiva de la razón de Estado para reconvertirla en una cuestión de éxito empresarial que se pueda colocar en las presentaciones o en los books que luego se envían a las principales corporaciones del país en las que se señala que se tiene vía directa con quienes toman las decisiones o tienen el control del dinero público.
La pregunta que surge ahora es si el rescate de la SEPI será suficiente para encauzar a Duro Felguera. Haciendo un análisis de su cuenta de resultados, esos 120 millones se quedan muy cortos y no disipan el temor a que la compañía asturiana caiga en un proceso concursal en el medio plazo.
Según los resultados presentados ante la CNMV correspondientes al ejercicio 2020, Duro Felguera contaba con una cartera de trabajo por valor de 268 millones de euros y una contratación de 78,6 millones. Presentó unas pérdidas de 171,64 millones.
Respecto al balance, según los datos presentados ante la CNMV, hay una variación entre el activo y los pasivos importante que muestra la grave situación de la compañía. Por un lado, se valoran los activos en 273,68 millones de euros, mientras que los pasivos acumulan 420,47 millones, entre cuyas partidas destaca la deuda acumulada con los acreedores que, según las cuentas, es de 192,13 millones. Fuentes cercanas a Duro Felguera consultadas por Diario16 incrementan esa cantidad hasta los 300 millones.
En consecuencia, la situación de la empresa asturiana estaba al borde del concurso de acreedores, puesto que el balance era de -146,8 millones de euros, cantidad que, para evitar entrar en esa fase concursal, se cargó al patrimonio de la compañía, una práctica que cada vez se está volviendo más habitual y que precisaría de un control contable por parte de las autoridades estatales.
Por otro lado, tal y como hemos publicado en Diario16, está la situación con los bancos acreedores. Según las cuentas de Duro Felguera, la deuda financiera bruta ascendió a 95,32 millones de euros, mientras que en tesorería sólo se contaba con 24,89 millones, es decir, que la posición neta de tesorería se encontraba en -70,43 millones.
La semana pasada Duro Felguera alcanzó un principio de acuerdo con las entidades que forman el pool bancario (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia Sabadell o Liberbank) por el cual la empresa obtiene 80 millones de euros en avales, de los que 56 millones los aportaría CESCE (participada al 50,25% por el Estado). Los avales son fundamentales para una empresa como Duro Felguera que participa en concursos públicos internacionales y en los que, evidentemente, se exigen avales para poder participar. Además, se refinanciarían créditos por valor de 85 millones. Eso sí, hay que recordar que la banca reclamó a mediados del mes de febrero que el vencimiento de su deuda fuese anterior al de la SEPI para, de esta forma, cobrar antes que el Estado.
Por tanto, si sumamos el balance y la tesorería negativa nos encontramos con un escenario de -217,22 millones de euros. Si a esta cantidad se le resta el rescate de 120 millones, el balance de Duro Felguera sigue estando en negativo, es decir, al borde del concurso, salvo que empiecen a conseguir carga de trabajo.
Estos son los números de Duro Felguera. El Estado, con la influencia fundamental del Principado de Asturias a la hora de conseguirlo y, a pesar de quedarse en una situación muy difícil, lo ha aprobado porque lo fundamental era intentar salvar unos puestos de trabajo cruciales para la economía asturiana.
Las condiciones del rescate indican que se suscribirá una ampliación de capital de 30 millones, un préstamo participativo de 70 millones y un préstamo ordinario convertible en participativo por 20 millones. Esto hace que el Estado entre en el Consejo de Administración y que forme parte del accionariado, lo que le deja en una situación límite, tal y como está la compañía, dado que le convertirá en socio preferente y, en consecuencia, deberá hacer frente a las obligaciones que ello implica, con inyecciones de dinero incluidas, responsabilidades legales de cara a un posible concurso de acreedores o una quiebra.
En su comunicación a la CNMV se indica que se ha abierto un proceso de captación de inversores privados, habiéndose recibido ofertas no vinculantes de potenciales inversores. La Compañía continúa recibiendo muestras de interés de otros potenciales inversores. Duro Felguera lleva años buscando un inversor privado y nadie ha querido entrar en la compañía.
Importantes empresas y fortunas de este país que apostaron en un momento determinado por invertir en la compañía e, incluso, hallarse entre los máximos accionistas, salieron huyendo y asumieron importantes pérdidas sobre su inversión inicial. Importantes empresarios consultados por Diario16, además, han sido rotundos al dar su calificación sobre lo que es Duro Felguera en la actualidad: «un pozo sin fondo». Y en este pozo sin fondo ha entrado el Estado.
Recordemos cómo en octubre de 2017 diferentes empresas, como China State Construction Engineering (CSCEC), la mayor constructora del mundo con una cifra de negocio de más de 115.000 millones de dólares, con la que Duro Felguera estuvo negociando una alianza estratégica, lógicamente, puso como condición que el pool de bancos acreedores dejara de presionar a la compañía, además de desbloquear los avales para poder seguir ejecutando la cartera contratada y presentarse a nuevas licitaciones. ¿Por qué se desechó una oferta así? ¿A quién interesaba que Duro Felguera se fuera muriendo poco a poco? De aquellos barros, estos lodos y, ahora más que nunca, la sombra del concurso de acreedores va siendo cada vez más alargada. Cada cual que saque sus conclusiones y, como dijo Benjamin Franklin, «un saco vacío difícilmente se mantiene en pie».
A pesar de todo lo anterior, el Gobierno ha decidido aprobar el rescate de 120 millones, en un claro ejemplo de compromiso con las empresas estratégicas y con la responsabilidad de sacar del Consejo de Administración al Consejero Delegado y a los expolíticos de las puertas giratorias que no se sabe si trabajan para el bien de la compañía o de otros intereses.
Transparencia
Eso sí, tanto el Gobierno como Duro Felguera están obligados a la máxima transparencia para que la ciudadanía conozca los detalles en los que se ha desarrollado la negociación. Sobre todo, será importante conocer qué empresas han pretendido intermediar, Pepe Blanco y Acento incluidas, y si ha habido contrapartidas económicas, puesto que, si del rescate de 120 millones de euros hay que desquitar las comisiones a pagar a estas empresas lobistas, consultoras o auditoras, entonces la situación para Duro Felguera se hace mucho más complicada.
Hay que recordar cómo en el rescate a Air Europa, según publicó VozPópuli, no hay información sobre el planning presentado por la empresa de la familia Hidalgo ni se haría público en el BOE porque eso podría dar información relevante a la competencia de Air Europa.
Volviendo a Duro Felguera, por el bien de sus trabajadores y trabajadoras, esperemos que este rescate alivie la situación que llevan viviendo desde 2017 y que una compañía que fue vanguardia a nivel mundial vuelva a resurgir, porque será bueno para Asturias y para España.