Barcelona volvió a ser laboratorio del comercio físico con colas interminables en el Portal de l’Àngel por la apertura de la primera tienda de POP MART en el país. El fenómeno, anclado en el coleccionismo y en la estética kawaii, ha puesto a los ‘blind boxes’ en el centro de la conversación.
Son cajas sorpresa con series limitadas que combinan la emoción del unboxing con la búsqueda de piezas raras. La escena se hizo visible este verano cuando centenares de fans acudieron al nuevo local para hacerse con figuras de Labubu y otras líneas icónicas de la marca.
La ubicación no es casual. Portal de l’Àngel es uno de los ejes prime del país por tráfico peatonal y visibilidad comercial, lo que amplifica el “efecto llamada” en debuts de marca. La propia cuenta oficial de POP MART España publicó normas de acceso por la afluencia de público en el número 3 de la vía, un indicador del tirón de este formato en un contexto de consumo que premia la experiencia.
Del ‘hype’ digital al escaparate físico
El blind box funciona con series tematizadas, reposiciones periódicas y un factor sorpresa que invita a repetir compra hasta completar la colección. En la tienda de Barcelona se han visto precios de referencia que van desde la entrada a doble dígito hasta ediciones especiales de varios cientos de euros.
Con una demanda capaz de generar colas desde primera hora y casos de gasto elevado con vistas a revender piezas raras. Esta fiebre explica que muchas personas busquen ya dónde comprar mystery boxes en tiendas oficiales y e-commerce, movidos por el ritual del unboxing y la sociabilidad que se genera alrededor de estos lanzamientos. Y es que las cajas sorpresa fueron muy virales en su momento y lo siguen siendo a día de hoy debido a la emoción y misterio que las rodean.
La dinámica se refuerza con el boca-a-boca en redes y con una cultura pop transnacional que llega de Asia. La estética k-pop y el anime han normalizado el coleccionismo entre adultos jóvenes, que no dudan en dedicar presupuesto a figuras “de autor”. En Barcelona, la expectación ha sido suficiente para transformar por unos días el paisaje comercial del centro, tradicionalmente dominado por moda y tecnología.
¿Por qué Portal de l’Àngel? Eje ‘prime’, renta y atención
Los ejes high street concentran las marcas que buscan impacto de marca y flujo peatonal. Informes sitúan a Portal de l’Àngel entre las principales calles comerciales de España por renta prime, compartiendo podio con Passeig de Gràcia o Serrano según el benchmark anual de Cushman & Wakefield.
La tensión por locales en estas vías encarece el metro cuadrado, pero garantiza escaparate, turismo y una base local con alta propensión al gasto, tres variables críticas para conceptos de coleccionismo que viven de lanzamientos, reabastecimientos y momentos en tienda.
El interés por estos emplazamientos se explica también por la recuperación del retail físico. La apertura de espacios en calles principales de España creció un 9% en 2024, según JLL, con Barcelona y Madrid como polos de atracción. POP MART se inserta así en un ciclo de reactivación de high street que combina marcas locomotora y propuestas de experiencia.
Termómetro del consumo: Tienda física, e-commerce y centros comerciales
El telón de fondo acompaña. En julio de 2025, las ventas del comercio minorista en España crecieron un 4,7% interanual en la serie corregida, con el empleo en el sector avanzando un 2% en el mismo periodo. Este dinamismo aporta una base de demanda estable para formatos experienciales, especialmente en ocio y cultura pop.
En paralelo, el comercio electrónico cerró 2024 con una facturación récord superior a 95.000 millones de euros, un 13,1% más que en 2023, y un cuarto trimestre de máximos históricos. La lectura es clara, lo digital no canibaliza al físico, sino que lo alimenta con tráfico y notoriedad.
El usuario compara, se informa y, cuando el producto merece el viaje, acude a la tienda para vivir el lanzamiento y participar en la comunidad. Los centros comerciales también muestran señales de vigor.
En agosto de 2025, la afluencia aumentó un 2,4% interanual en España, con un acumulado anual del 2,9%, de acuerdo con el índice mensual de Sensormatic Solutions difundido por medios sectoriales. Eventos y drops de coleccionismo, como los trading corners o unboxings en vivo, ayudan a prolongar la estancia y atraen a públicos específicos.
El coleccionismo adulto como motor de gasto
El auge no se entiende sin el cambio sociocultural que ha normalizado el coleccionismo entre adultos. La apertura de POP MART en Barcelona recoge compras de alto importe destinadas a reventa de piezas raras y muestra como comunidades surgidas en redes se organizan para intercambiar, rastrear “chases” y compartir hallazgos.
Este fenómeno se alinea con la expansión de la cultura gamer y fandom en España. En 2024, el país sumó 22,1 millones de videojugadores, el 45% de la población, con 8,2 horas semanales de juego y una facturación total del sector de 2.408 millones de euros, magnitudes que reflejan la solidez del consumo cultural pop.
La transversalidad demográfica también pesa. Por primera vez, las mujeres jugadoras superan ligeramente a los hombres, según el anuario de AEVI, lo que anticipa una base de público diversa para productos coleccionables asociados a universos estéticos más amplios que el del videojuego clásico.