Santander: la penúltima deslealtad a Emilio Botín

14 de Septiembre de 2019
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Hace cinco años falleció Emilio Botín y muchas cosas han cambiado en el Banco de Santander, muchas cosas que, en algunos casos, van totalmente en contra de la filosofía del hombre que llevó a la entidad cántabra a convertirse en sistémica global, es decir, una de las más grandes del mundo.Según fuentes del sector financiero consultadas por Diario16, la última estrategia que se quiere implementar en el Santander es la de anteponer su imagen de banco amable, de banco comprometido por la sociedad, a uno de los pilares sobre los que Emilio Botín puso durante los años en que fue presidente: dar prioridad al dividendo que los accionistas debían cobrar al beneficio que obtuviera el banco. En concreto, según personas que estuvieron cercanas a Emilio Botín, éste solía decir que había que pagar dividendo a los accionistas aunque para ello fuera necesario ampliar capital cada año.Este cambio de estrategia promovido desde las altas esferas del Santander podría se calificado como la penúltima «deslealtad» a Emilio Botín por parte de quienes le sucedieron. Decimos penúltima porque seguro que habrá más.Además, hay que tener en cuenta cómo, en situaciones en las que las empresas van bajando su rentabilidad o su rentabilidad en los mercados se va reduciendo, los directivos, que suelen ser también grandes accionistas, acostumbran a aplicarse una serie de bonus por las cuales continuarán cobrando primas por, por ejemplo, mantener la rentabilidad o por no entrar en pérdidas. Esto supone, nuevamente, un perjuicio para los accionistas minoritarios, dado que, mientras el beneficio o el dividendo se reduce, estos directivos continúan cobrando variables por la misma cantidad, salvo que exista un rapel, lo que no es habitual.No obstante, al Santander le va a ser muy difícil presentarse ante la sociedad como el banco amable que pretenden porque sus actos desenmascaran la hipocresía que supone esta nueva estrategia. El banco cántabro tiene un grave problema reputacional que ni siquiera Juan Manuel Cendoya puede evitar que el pueblo español vea al Santander como uno de los máximos representantes de esas élites sin ética que harán lo que sea para seguir manteniendo sus privilegios y que harán uso de éstos para lograr sus objetivos o para sobrevivir, caiga quien caiga y sin tener en cuenta el daño que se puede crear a las personas. Uno de los últimos ejemplos de ello lo tenemos con el Caso Banco Popular con el que el banco cántabro está obteniendo grandes beneficios a costa de la ruina de más de 305.000 familias.En los últimos tiempos hemos comprobado cómo Ana Patricia Botín se autodefinió como «feminista». La presidenta del Santander no es feminista sino un puro ejemplo de esa clase dominante que intenta saquear a las personas trabajadoras. Intentar ganarse al feminismo con fondos de inversión cuya prioridad sean las empresas «igualitarias», además, es casi atestiguar la pérdida de las inversiones porque, siendo realistas, casi ninguna empresa en el mundo ataja la brecha salarial, el techo de cristal o la conciliación laboral (el propio Santander no hace estas cosas). ¿Cómo puede el Santander hablar de feminismo y de respeto a los derechos de las mujeres cuando en el ERE de los servicios centrales tras la compra por un euro del Popular se llevaron por delante a mujeres embarazadas o con reducción de jornada?Otro de los aspectos que demuestra que esa estrategia del banco amable no es más que un golpe de efecto lleno de hipocresía, que no busca otra cosa que subirse al carro de los nuevos tiempos para intentar conseguir más beneficios, es el cambio climático. Ana Patricia Botín acudió al programa de Jesús Calleja —el gran amigo de la familia política del presidente del Gobierno— para comprobar los efectos del calentamiento global en Groenlandia. Sin entrar en consideraciones de la campaña de imagen de la presidenta del Santander, ¿resulta hipócrita protagonizar un programa sobre el cambio climático y la desaparición de los glaciares cuando al mismo tiempo se está financiando a empresas que producen gases de efecto invernadero que causan el derretimiento del hielo y generan el calentamiento global? Según diversos informes, el Santander es uno de los bancos mundiales que más invierte en compañías de combustibles fósiles por encima de los 4.500 millones de dólares anuales con un total de 14.973 en el trienio 2016-2018.En relación con la integración de personas con discapacidad, el Santander también afirma una cosa en sus campañas de imagen y hace otra. El mejor ejemplo de ello lo tuvimos con Konecta BT, una empresa que, cuando aún estaba participada por el banco cántabro, fue condenada a readmitir a 92 personas con discapacidad a las que no subrogaron en un servicio de atención telefónica tras ganar el concurso para la gestión de dicha campaña.Sin embargo, la realidad es que el Santander, por muchas campañas de imagen que pretendan hacer desde el departamento de Juan Manuel Cendoya, es «un gigante con pies de barro», como lo definió un catedrático de una universidad andaluza. La situación del banco presidido por Ana Patricia Botín sigue manteniéndose en las dudas sobre la realidad del estado real en que se encuentra la entidad. Los mercados en este sentido son implacables y, tal y como han afirmado muchos analistas, el valor objetivo del banco está muy por debajo del precio de la acción. Así lo refirieron Jefferies, Barenberg o Kepler, quienes fijaron el precio objetivo muy por debajo de los 3 euros, al igual que Barenberg.Esta crisis bursátil de la entidad cántabra ha llevado a reducir su valor en poco más de 60.000 millones de euros, lo que es alarmante tanto para los accionistas como para inversores y clientes.Como no podía ser de otra manera, el mercado es muy sensible al riesgo reputacional del Santander y, en la actualidad, el banco presidido por Ana Patricia Botín tiene demasiados frentes abiertos como, por ejemplo, el Caso Popular que, tras el demoledor informe del Banco de España y las irregularidades cometidas en la resolución y en la subasta — adelantadas  y publicadas en exclusiva por Diario16—, podrían generarle al Santander el pago de importantes indemnizaciones a las 305.000 familias arruinadas. Por otro lado, el Caso Orcel, con el peso que tiene el banquero italiano en los mercados y en el sector financiero mundial, ha generado alarma en los mercados porque ¿cómo una entidad sistémica global puede permitirse contratar y luego anular la contratación del «Messi» de la banca? La demanda interpuesta por Orcel, además, con las grabaciones aportadas como prueba, indican que los tribunales podrían condenar al banco presidido por Ana Patricia Botín a otra importante indemnización para el banquero italiano. Estas son las cosas que el mercado no perdona y que los accionistas sufren viendo cómo van perdiendo su dinero mientras en la entidad cántabra se mira más hacia la imagen del banco en vez del bienestar de los verdaderos dueños del mismo, sus accionistas.
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