El próximo 14 deseptiembre se inicia el proceso judicial entre Andrea Orcel y Banco Santander,uno de los juicios en los que la entidad presidida por Ana Patricia Botín sejuega gran parte de su prestigio y, posiblemente, de ganar el banquero italiano,una elevada sanción por parte de la CNMV (para cuando acabe el proceso seespera que Sebastián Albella ya no esté al frente del supervisor) por habermentido al mercado.
La documentación presentada por Orcel, con grabacionesincluidas, dejaría al banco cántabro en una situación de difícil defensa. Sinembrago, Santander puede tener aún un as bajo la manga, la sorpresa final, loque menos podría esperar el banquero italiano. Esa andanada no sería a travésde la presentación de un testigo sorpresa en el último momento, como ocurre enlas películas, sino que podría hallarse en el despacho de abogados que defiendesus intereses y que, hasta ahora, han realizado una labor limpia.
No obstante, en De Carlos Remón, el despacho de Orcel,trabajan letrados que lo hicieron en el pasado en Uría y Menéndez, pero, lo másimportante, es que uno de los socios principales y director del departamento deProcesal y Arbitraje del despacho de referencia del Santander, Jesús RemónPeñalver, su estrella procesal, es hermano de Álvaro Remón Peñalver,el socio principal del despacho elegido por Andrea Orcel junto a José Manuel deCarlos.
Jesús Remón Peñalver ha llevado múltiples casos en defensa de los intereses del Santander, entre ellos el recurso de casación de la empresa Inversión Hogar ante el Tribunal Supremo. Por otro lado, Jesús Remón alterna habitualmente con magistrados del Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional, como Juan Antonio Xiol (expresidente de la sala Civil del Supremo) o Ramón Rodriguez Arribas (exvicepresidente del Tribunal Constitucional), en cursos patrocinados por el banco presidido por Ana Patricia Botín.
Hay que recordar que Orcel no era un ejecutivo cualquiera,sino uno de los grandes banqueros de inversión del mundo, uno de los mejores ymejor pagados, con una amplia trayectoria en diversos bancos, con un desempeñosobresaliente en Merrill Lynch y, posteriormente, como CEO de banca deinversión y número dos del gigante suizo UBS. Su éxito como banquero deinversión ha sido total. Su reputación es la de un hombre agresivo, pero muyserio, cumplidor de sus compromisos, una reputación que el Santander destruyó alfrustrar su fichaje, una incorporación que no gustó entre las «vacas sagradas»de la entidad cántabra porque, evidentemente, descubriría muchas carencias profesionalesy personales de personas que llevan muchos años aplicando estrategias que hanllevado a que el, en teoría, primer banco de España perdiera en 6 años un 70%de su valor en bolsa.