- El banco era solvente y con un patrimonio de 11.000 millones de euros, como él mismo se encargaría de certificar una semana más tarde con la publicación de los resultados del primer trimestre de 2017;
- La urgencia la creó Saracho generando una situación de falta confianza que generó una crisis de liquidez.
Saracho contrató a JP Morgan a pesar de ser accionista del banco de inversión
15
de Junio
de
2019
Actualizado
el
02
de julio
de
2024
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No hay rastro en las actas del Consejo de que Saracho comunicase a los consejeros del Banco el cambio de estrategia comunicada en la visita de marzo a los supervisores del BCE, lo que muestra el increíble nivel de deslealtad institucional que alcanzó Saracho en tan poco tiempo.Así se plantó el 26 de abril ante el Consejo. Tras haber sufrido un enorme ajuste en su valor en Bolsa en el mes de abril y después de la salida de depósitos de más de 5.000 millones de euros generada por sus declaraciones en la Junta General, Saracho pensó que había llegado el momento de descubrir al Consejo su único plan: no había más opción que vender el Banco, o una ampliación que ya había descartado en su visita a los supervisores y que no comunicó a los consejeros.Para ello hizo dos cosas que descubren una absoluta falta de comportamiento ético. Por un lado, contratar a JP Morgan para asesorar la venta del Banco Popular y, por otro, anunciar públicamente que el Banco estaba en venta y que había un plazo perentorio para presentar ofertas. Esto último ayudó a destruir al Popular dado que nadie que quiere optimizar el precio de lo que vende saca lo que quiere vender a pública subasta hablando mal de lo que tiene que vender.Saracho argumentará que estaba ante una urgencia, lo cual es falso, tal y como muestran los datos del primer trimestre de 2017 y el informe pericial del Banco de España:
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