Una operación tan compleja como la del
Banco Popular no puede dejarse en manos de la casualidad y
todos los movimientos son calculados y planificados con precisión de cirujano. Había mucho en juego y los primeros meses del año 2017 eran cruciales a la hora de
colocar las piezas necesarias para que la sexta entidad financiera de España fuera vendida al menor precio posible al Santander.Entre enero y febrero de ese año, cuando la primera parte del plan estaba conseguido, es decir, la desestabilización del Consejo de Administración con la «rebelión» de
Antonio del Valle y
Reyes Calderón, la salida de
Ángel Ron y la llegada de
Emilio Saracho, se realizó un movimiento que pudo ser fundamental en el futuro: la
incorporación de un directivo del Santander al FROB, el organismo que tendría que ejecutar la resolución y el proceso de venta de la entidad.Según se desprende de la documentación del FROB,
Javier Torres Riesco se incorporó al organismo en calidad de
director de Resolución y Estrategia en enero de 2017,
hecho que fue hecho público el 12 de febrero, sólo ocho días antes de que
Saracho accediera oficialmente a la presidencia del Popular. En esos días, además, se firmó el contrato con Uría y Menéndez.Como decimos, Torres Riesco era un directivo del Santander, un hombre que había desarrollado casi toda su carrera profesional en el banco cántabro, en concreto, en la dirección del modelo de riesgos de la división corporativa. Las funciones para las que el FROB le contrató son:
- Actuaciones en materia de Resolución de entidades financieras atribuidas por la legislación nacional y comunitaria.
- Estrategias de venta de las entidades participadas por el FROB.
- Coordinación de la actividad internacional del FROB.
En el mismo documento del FROB se afirma de Torres Riesco lo siguiente: «
Ha desarrollado su carrera fundamentalmente en Banco Santander, donde ha desempeñado diversas responsabilidades en la División de Riesgos, Tesorería Europa, Grupo Industrial, Banca Mayorista, Adjunto al vicepresidente y sociedades filiales de leasing, confirming y factoring».

Por tanto, el Santander ya tenía lo necesario para iniciar la fase final de la operación para adquirir al Popular. Por un lado, tenía a Uría y Menéndez planificando la parte jurídica con el contrato que firmó con Saracho en el mes de febrero y que fue facturado y pagado una vez que la resolución era un hecho. Por otro lado, ¿el señor Torres Riesco realizó alguna función en favor del banco cántabro? Al fin y al cabo, sus funciones en el FROB estaban dirigidas a los procesos de resolución. Diario16 ha consultado a varias asociaciones de afectados y coinciden en que el movimiento es, cuanto menos, sospechoso.

Además, hay que recordar que se produjo otro movimiento, otra «casualidad», tras la dimisión de Ángel Ron: el rechazo por parte del Ministerio de Economía del Proyecto Sunrise que hubiese saneado las cuentas del Popular.

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