La Dana que está corriendo por todas partes del País, ha causado bastantes tragedias en muchas Comunidades Autónomas con grandes consecuencias económicas para propietarios, afectando especialmente a terrenos agrícolas, también viviendas fundamentalmente en barrios y pueblos y ciudades pequeñas, en propiedades en general modestas.
Las causas de estos desperfectos son variadas, desde torrenteras en los que se han construido viviendas y que con las lluvias intensas se inundan, también sistema de alcantarillados deficientes, zonas donde se retienen aguas que casi siempre están secas y que al llenarse en su salida al mar producen crecidas de agua en zonas urbanas y habitadas.
En general deficiente planificación urbana, que en muchos sitios con el crecido turismo se ha tenido en consideración con deficientes criterios, en muchos casos inexistentes. Esto exige una llamada grave de atención a las administraciones públicas.
Muchas situaciones de estas según propietarios, se repiten de forma sistemática cada 3, 4 o 5 años , sin que nadie ponga remedio a ello. Somos un país en el que la lluvia es escasa, aprovechándose incluso algunos cauces de ríos para plantar jardines para el disfrute de la gente. Pero la forma de la lluvia sí que es cada vez más torrencial con muchos litros en escaso tiempo. Hay ya una historia detrás sabida que nos da información sobre los programas a seguir.
En las urbanizaciones tanto en pequeños pueblos como en ciudades, debiera haberse previsto caminos para el agua que redujeran los conflictos y aliviaran la situación de Danas como las actuales. Esto exige una previsión que en demasiados casos es inexistente.
En los terrenos agrícolas la planificación de la situación de suelos es igualmente deficiente, en la propia planificación de las fincas, no concediéndose demasiada importancia a la salida de aguas en crecidas, sobre todo en zonas poco lluviosas. Luego vienen las malas cosechas y la subida de los precios aún más de lo que ya están. Uno parece conformarse también al aceptar la falta de lluvia, que hace que el litro de aceite -por ejemplo- se ponga ya en los 10 euros por litro.Todo esto supone grandes costes en obra pública, pero de eso depende la felicidad y el bienestar de muchos millones de personas y es algo que los políticos ignoran, con una realidad tan evidente. En muchos casos se producen muertes desafortunadas.
El coste anual de las inundaciones en España se cifra en unos1.600 millones de euros. El de los incendios superan los 2.000 millones. Una cifra preocupante para las administraciones y la ciudadanía.
De igual manera somos uno de los países de la Comunidad Europea con mayor número de incendios, también tenemos mucha historia por detrás. Pero nadie parece entender que cuando el suelo se quema, se quema parte del patrimonio valiosísimo del País y se reducen nuestras expectativas de futuro, tanto económicas, como de pureza del aire, de nuestro ecosistema en general. Nuestros bosques siguen demasiados llenos de argomas, de basuras, de restos de podas, de arboles podridos y esto uno lo comprueba simplemente si es algo aficionado a dar paseos por nuestras montañas. Las señalizaciones por cámaras robóticas, drones o cualquier otra tecnología es todavía muy pobre, o es tanto que decir, todavía nos queda muchísimo por hacer.
El agua y el fuego, los dos elementos fundamentales para el desarrollo de tantas y tantas civilizaciones, desde que el ser humano lo es, se puede convertir en un enemigo ingrato, procurándonos un destino amargo que termine con esta civilización que creemos está tan avanzada, “a prueba de fuego y de agua”
Creo que todavía en nuestro País las organizaciones ecologistas se las ve todavía como unos revolucionaros, capaces de enseñar las tetas, pintar con botes de pintura los museos o llenarse de anillos y tatuajes. Ellos nos están marcando el camino para que esta sociedad viva sin sentirse amenazada permanentemente por los dos elementos más valiosos del desarrollo humano, el agua y el fuego.
Aunque a última hora en los últimos tiempos uno también es insensible a un asesinato colectivo que todos los años se comete con personas migrantes en el mayor pozo del mundo. El Mediterráneo.
El compromiso para las administraciones es brutal y además sumamente urgente. Además se necesita más y mejor información a la ciudadanía, de las escalas sociales donde se distribuye con más incidencia el problema en inundaciones e incendios.
Estos son los tres elementos más importantes en nuestro siglo para el desarrollo humano, el agua, el fuego, sin los que no podríamos vivir y los flujos humanos, que en muchas ocasiones se concentran en zonas de altas probabilidades de desastres .
