Dicen que no dicen que sí dicen que patatín y dicen que patatán, pero lo que nosotros vimos en el Gran Premio de Stirya fue a un Checo Pérez espectacular.
Cuando le metieron a cambiar las ruedas, al modo de Verstappen en la carrera anterior de la France. Parecía imposible y era imposible, y era una delicia ver como el imposible seguía siendo imposible pero un poco menos. Y un poco menos. Menos y menos. Acelera Checo.
Lo puedes lograr.
No lo paso, al tuerce. Se quedó pelín detrás.
Pero cada vez que le comía un segundito y otro segundito y otro segundito, lo disfrutábamos y pasábamos genial.
Dice Alonso Fernando Alonso, y tiene su buena razón, que es una chorrada repetir en una semana el mismo Gran Premio en el mismo circuito, que va a ser un calco.
Pero si en ese calco vemos a Sergio Pérez comiéndole los segundos otra vez a Bottas, y al final…, ffffiusss y pasar -¿por qué no? todo puede suceder en una segunda oportunidad- lo vamos a celebrar a lo grande.
Y Checo, al Verstappen, antes o después también le va a dar.
Tigre Tigre (a ritmo de rap)
