El PP no se opondrá a la ley de Vox que pretende recortar derechos a las personas LGTBI

15 de Diciembre de 2021
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Imagen de un pleno de la Asamblea de Madrid.

Todo está preparado para el esperpento máximo deVox en la Asamblea de Madrid, donde la formación piensa impulsar una ley de igualdad. ¿Gente antifeminista y patriarcal promocionando la igualdad entre sexos? ¿Supremacistas que segregan a los menores inmigrantes (“menas”) legislando sobre derechos humanos? Pasen, siéntense y compren palomitas porque el espectáculo está más que garantizado.   

Lo que salga de esa sesión en el legislativo autonómico no puede ser nada bueno para las personas que pertenecen al colectivo LGTBI. ¿Qué se puede esperar de un grupo político pacato y mojigato que pretende recluir el desfile del Orgullo Gay en la Casa de Campo, como si las personas no heterosexuales fuesen apestadas de la sociedad? Con todo, lo más interesante es saber qué piensa hacer el PP de Isabel Díaz Ayuso. El portavoz popular en el Parlamento regional, Alfonso Serrano, ya ha anunciado que su grupo político se abstendrá en la toma en consideración este jueves de la iniciativa de Vox que lleva el nombre de Ley Integral de Igualdad y No Discriminación, con la que se pretenden tumbar las dos leyes de Igualdad y LGTBI, ambas aprobadas en 2016 durante el gobierno de Cristina Cifuentes.

En declaraciones remitidas a los periodistas, Serrano apunta que el PP no puede votar a favor de una iniciativa con “muchas deficiencias técnicas y que, además, cree que no es la herramienta para modificar determinadas leyes”. Además, añade que la abstención del PP se debe a que “no van a hacerle el juego a la izquierda” dándole su voto porque “pretende adueñarse de banderas que no le pertenecen”. Es decir, el PP va a abstenerse no porque el borrador sea infecto y apeste a homofobia, sino por cuestiones técnicas y cálculos electoralistas. Patético.

A Vox, el grupo liderado por Rocío Monasterio, Serrano le lanza un mensaje de “diálogo” para que se reformen aquellos “aspectos puntuales” de las leyes ya vigentes en la región en lo que crean que puedan ser “mejorables”, pero que “en ningún caso van a derogarlas”. Pese a que inicialmente Vox condicionó su apoyo a las cuentas públicas de 2022 a que el PP apoyara su Ley de Igualdad, el acuerdo de trece puntos firmado con los populares para aprobar los Presupuestos no incluyó este punto, y se emplazaron a continuar las negociaciones.

Vox niega que la no aceptación de su ley de Igualdad pueda poner en riesgo las cuentas para el próximo año, pero será una demostración de si el PP de Isabel Díaz Ayuso quiere “dar la batalla cultural” en Madrid o está “sometida a los criterios de Génova 13”.

Todo está preparado, por tanto, para que cada cual se retrate. Si Ayuso vota sí a la infame ley discriminatoria de Vox estará siendo cómplice de un atentado contra los derechos de las personas LGTBI. Y si se abstiene o vota en contra acto seguido Monasterio y Abascal le colgarán el sambenito de derechita cobarde. Son las consecuencias de jugar con leones como si se tratara de mansos gatitos amaestrados. Empieza el baile, las máscaras van a empezar a caer. Ayuso tiene un grave problema a partir de mañana. Ya no se trata de hacerse o no la foto de Colón con la extrema derecha sino de apoyar leyes abiertamente discriminatorias que nos devuelven a los tiempos del franquismo. Probablemente a la presidenta madrileña no le importe que la asocien con esa basura ideológica a la que los partidos conservadores europeos le han puesto ya un cordón sanitario. Duerme más que tranquila con socios que coquetean peligrosamente con el nuevo fascismo posmoderno. Esto ya no es un juego de niños (hasta ahora eso era la política para la lideresa castiza). La cosa va en serio. Ha llegado la hora de que Ayuso se posicione: o está con la democracia o está con los posfranquistas.

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