Poli Rincón: «El 12-1 a Malta hizo que la gente recuperara la ilusión»

21 de Diciembre de 2023
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Poli Rincon

Hay momentos en la historia que son sísmicos y se producen por acontecimientos muy tristes o muy alegres que tienen una repercusión que va más allá de su propio ámbito. En el mundo del deporte se suelen dar con relativa frecuencia en referencia a hazañas particulares o de un lugar del mundo concreto. Sin embargo, hay algunos que trascienden a la historia.

En España tenemos el Mundial de Fútbol de Sudáfrica, con el gol de Andrés Iniesta, las medallas conseguidas en los Juegos Olímpicos de 1992, la final de Wimbledon de 2008 que, además, es considerado el mejor partido de la historia, el primer mundial de Fórmula 1 de Fernando Alonso, las dos finales olímpicas de la selección de baloncesto en las que España tuvo contra las cuerdas a Estados Unidos, entre otros.

No obstante, hay un partido de fútbol, del que hoy se cumplen 40 años, que está en el recuerdo de todos los españoles porque fue una hazaña que hasta ahora no se ha vuelto a repetir: el 12 a 1 contra Malta. Los que lo vimos en televisión aún recordamos dónde y con quién lo vimos, cómo se escuchaban los petardos en la calle, cómo los vecinos gritaban cada gol y cómo había una palabra repetida constantemente: ¡Vamos!

Diario16 ha conversado con uno de los protagonistas de aquella gesta, Poli Rincón, delantero del Real Betis Balompié que aquella noche, en el Benito Villamarín, metió cuatro goles, alguno de ellos de extrema calidad y belleza.

Hipólito Rincón (Madrid, abril de 1957) fue canterano del Real Madrid, donde llegó a formar parte de la primera plantilla durante dos temporadas. En 1981 es fichado por el Betis y ahí es donde desarrolló el resto de su carrera deportiva, llegando a ser el pichichi en la temporada 82/83.

Tras su retirada del fútbol profesional, Poli Rincón es comentarista en el programa Tiempo de Juego de la Cadena COPE. En el año 2010 publicó el libro El Póker: Todas las técnicas para ser un triunfador, donde muestra cómo acercarse a este deporte del naipe a través de su manera de ser en la vida.

Hoy se conmemoran los 40 años del 12 a 1. En su momento, desde Holanda, se acusó a España de haber comprado a los malteses pero quienes en realidad pagaron dinero para que el Malta – Holanda se jugara en otro estadio mucho mejor…

Ellos compraron el partido que se jugó en Aquisgrán, en la frontera entre Holanda y Alemania. Nosotros podíamos haber hecho lo mismo, no entiendo por qué no se hizo y no hubiéramos tenido que ir a jugar a Malta. Para nosotros hubiera sido más fácil. A día de hoy todavía no entiendo por qué no se hizo.

¿Tan mal estaba el campo en Malta?

Allí sufrimos mucho con el campo tal y como estaba. Cuando fuimos a entrenar lo estaban pintando de verde con un spray, echando paja para que se viera verde. Pero bueno, la historia lo quiso así y luego nosotros hicimos lo que hicimos, historia para toda la vida.

¿La Selección, y me refiero desde Miguel Muñoz hasta el utillero, estabais convencidos de que se podían remontar los 11 goles que hacían falta?

Te digo una cosa. Uno puede creer Mira, yo te voy a decir una cosa, uno puede creer, pero si no cree todo el mundo, eso no se puede conseguir, una hazaña como esta, en un partido como ese. Estuvo toda la semana lloviendo, que para nosotros fue una delicia que lloviera toda la semana. El día del partido, cuando salimos de La Oromana para el campo, estaba cayendo un manso de agua que no veas. Y luego se paró, pero el campo ya estaba como estaba. Ellos habían jugado el sábado en Aquisgrán y llegaron, creo, a Sevilla el lunes por la tarde. Claro, en aquella época no se viajaba como ahora. ¿Y qué pasó? Pues que, evidentemente, en el segundo tiempo estaban muertos, con el campo pesado, muchísimo. En el partido en Aquisgrán también habían jugado en barro, porque había estado haciendo muy mal tiempo también allí en Holanda. Y bueno, la verdad que creo que en ese aspecto las cosas se pusieron, o los planetas se alinearon, para que pudiéramos conseguir lo que hicimos. Había que jugar el partido, había que salir al campo y hacer lo que hizo este equipo, pero si no hubiéramos querido absolutamente todos, si no hubiéramos tenido fe, te aseguro yo a ti que eso no sale adelante.

El partido fue una locura…

No se podía programar nada, ni hacer táctica ni hacer nada. Era un partido en el que lo único que había que hacer era meter goles. Primero había que meter 11 goles y luego 12. ¿Qué táctica iba a hacerse? ¿Contemporizar contemplar el balón, jugar al tiki taka, hacer el parabrisas, el bloque bajo o el bloque alto? No, vamos a meter los 11 goles si podemos y hacerlo lo mejor posible para que podamos meter esos goles. Fue así.

Una de las muchas cosas mágicas que tiene ese partido es que, en realidad, se convierte en mítico un partido de clasificación para la Eurocopa de Francia. Claro, en esos años la Eurocopa la jugaban sólo 8 selecciones, que, por ejemplo, Italia, campeona del mundo, se quedó fuera…

Los ocho mejores equipos de Europa. En aquella época la clasificación era terrible porque sólo se clasificaban los ocho mejores. No es como ahora que se juega la primera fase, la segunda, y luego una repesca. Ahora lo que es un milagro es que alguno no se clasifique.

Eso es lo mágico, que la gente recuerde y celebre el 12 a 1 a Malta mucho más que la final de aquella Eurocopa contra Francia…

Es que, mira, España venía de un problema muy gordo ya desde el Mundial de Argentina en el que se fracasó, Luego llegó el Mundial de España donde se falló y no se pasa a la fase final. Entonces, te puedes imaginar el palo que supuso para un país como España ese dolor, sobre todo con la ilusión que estábamos todos con nuestro Mundial. Fue un palo tremendo. Creo que el partido contra Malta hizo que la gente recuperara la ilusión, que se volviera a acercar a la Selección, volver a sentir todo lo que se había perdido. La gente se tiró a la calle. Era un 21 de diciembre, venía la nochebuena, el espíritu navideño. Creo que, además, el modo en que se consiguió, terminando la primera parte sólo 3-1, fallando un penalty. Fíjate en la cantidad de cosas que teníamos en contra, pero lo conseguimos y, al final, la gente lo pudo saborear. Recuerdo el grito de la gente, «Sí, Sí, Sí, España va a París». Al día siguiente yo llegué a Madrid para pasar las navidades con mis padres y mi familia. Cuando me bajé del taxi la gente me rodeó gritando el «Sí, Sí, Sí, España va a París». Me tuvieron allí tres cuartos de hora, casi una hora, y me tuve que volver. Han pasado 40 años y el cariño de la gente sigue ahí, la gente todavía recuerda dónde estaba o dónde lo vio o qué hizo ese día. Ese partido entró en los anales de la historia.

«Miguel Muñoz nos dijo que sólo quería que, cuando terminara el partido, España se sintiera orgullosa de nosotros»

El balón de ese partido lo tiene usted…

Sí, el balón lo voy a poner hoy en la Federación. Le hice una cesión al Museo del Deporte porque lo están mostrando por toda España. En aquella época no te llevabas el balón por meter un hat trick ni nada. En aquella época nadie hacía eso de llevarse el balón. Era complicado.

¿Qué pasó con los limones?

[Risas] En mi casa tengo un pedazo de limonero, de escándalo. Aquel día yo cogí los limones, me los llevé al vestuario y luego en el descanso lo que hice fue cortarlos por la mitad e inyectarles calmantes o cualquier otra cosa. [Más risas] Luego los llevé yo personalmente a su vestuario para dárselos. Ellos abrieron la puerta y me vieron a mí con la bandeja con los limones y, ¡qué alegría! «Nos van a dar limones así, cortados y todo? Con lo cansados que estamos…». Y los chavales, más contentos… se los tomaron… Es que, hay que tomárselo así, a broma, porque se dijeron muchas cosas así de absurdas.

Volvamos al partido. Termina la primera parte con 3 a 1, habiendo fallado Juan Señor un penalty…

El destino fue tan generoso que el último gol fue el de Señor.

Sin hacer ningún cambio empieza una locura de meter un gol tras otro, con un defensa como Antonio Maceda jugando casi de delantero centro…

Sí, se subió para rematar los centros

Me quiero detener en uno de sus goles. Usted cogió el balón en el borde del área y comenzó a regatear malteses para marcar un verdadero golazo.

Hice tres quiebros y cuando salió Bonello le metí el balón al otro palo

Sin embargo, el fútbol ha evolucionado de tal forma que los chicos de hoy no tienen esa forma de jugar porque se está perdiendo esa chispa de cuando se aprendía a jugar al fútbol en la calle. Ese gol suyo es un gol del fútbol de la calle…

Sí, ese fue un gol de la corrala, de donde yo nací y empecé a jugar al fútbol, en la calle Tribulete de Madrid. Mira, el problema de hoy en día es que a los chavales se les corrige mucho lo que tienen dentro. ¿Por qué? Porque les están enseñando cosas que quitan lo que es la esencia del fútbol, que es la calidad que tiene una persona dentro, sus sentimientos, su forma de pensar en el campo. Un chaval no tiene por qué preocuparse de defender, de atacar, sino de jugar al fútbol. Cuando tú eres niño, lo bueno que tiene ser niño es que puedes jugar con lo que tú sientes. Y, sin embargo, eso lo estamos quitando, claro, por eso cuesta hoy ver, como tú dices, jugadores que regateen, esos extremos que había en mi época, que cogían, encaraban, se iban y llegaban hasta la línea de córner y te ponían el balón. Los mismo sobre los interiores, que ahora les llaman carrileros. Todo eso se ha perdido. En mi fútbol mío había del 1 al 11 y cada 1 estaba identificado. El portero era portero, el central era central. Los laterales, laterales, los extremos, extremos, y el delantero centro, delantero centro, ya está.

Usted es muy crítico con el VAR…

Mira, del VAR te digo una cosa rápida: creo en el VAR pero no en quien lo maneja.

Volvamos al partido contra Malta. Cuando Señor metió el gol número doce, faltaba mucho tiempo…

Sí, incluso metió Gordillo otro pero se lo anularon, aunque ese gol era legal. Mira, para entender mucho de lo que pasó aquella noche tengo que recordar una frase que nos dijo Miguel Muñoz antes de empezar el partido. Esa frase nunca se me ha olvidado. No nos habló de táctica, pero nos dijo: mirad, yo sólo quiero que cuando esto termine, España esté orgullosa de vosotros. Eso era lo que había que decir en aquel momento, ya está.

Y lo consiguieron.

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