Eduardo Folgado

Es tiempo de pueblo

01 de Septiembre de 2021
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Pueblo Fuentesauco

A la horade reflexionar sobre los desplazamientos que se podrían estar haciendo desdelas grandes urbes a las segundas residencias, a nuestros pueblos, tenemos quevalorar o tener en consideración lo que la gente de los pueblos tenemos y novamos a renunciar a ello.

Cuandovienen nuestros familiares de otras provincias a vernos, nos dicen una cosa quenosotros por rutina la olvidamos, ¡Qué rico estaba! … ; aplíquese a cualquiercosa, a los tomates que tiene sabor, a la carne, a la verdura, a nuestrosgarbanzos de Fuentesaúco, a nuestro queso, … , y no solo sabroso, sino quetambién hay otra pregunta asociada ¿Cuánto ha costado? Y ante la respuesta delprecio sus respuestas siempre serán “Qué bien vivís / coméis en los pueblos”,“vaya precios más baratos”, …

Ahora,que todos estamos confinados, desde los pueblos nos preguntamos ¿Para quéqueremos las grandes ciudades? Para comer no, desde luego, porque quizás muchoshemos descubierto que es mejor no ir a un restaurante de comida rápida, de esosque abundan en las grandes ciudades, sino acercarse a la Carnicería ypreparártelo tu.

Los quehabitualmente estamos en esta “España olvidada” lo tomamos como algo normal, ira casa de Jandri, quien tiene una huerta a las afueras del pueblo y compraresos tomates grandes, rojos y que cuando los ves ten dan ganas de comerlos,pero cuando los pruebas te dan ganas de no parar de comer; y a los que lodescubren por primera vez, aquellos que están en grandes ciudades y no estánacostumbrados a estos productos, quieren volver y repetir; llenar su coche deproductos y llevarlos a su casa para poder comerlos poco a poco y desear que nose le acabara hasta que puedan volver al pueblo.

En elpueblo lo que hacemos en este momento es disfrutar cada momento en el quesalimos de casa a comprar productos esenciales y aprovechamos a hablar conestos tenderos, cosa que hacíamos antes del confinamiento, ahora, y después lovolveremos a hacer.

Losurbanitas, no están acostumbrados a este trato personal, con las prisas de susactividades diarias van a “perder” el mínimo tiempo posible a las tiendas, sivan; y no se aprecian ni los olores, ni los productos que hay en la tienda, nia los dueños de las tiendas, que son los que te atienden.

Estar enlas tiendas del pueblo, las de toda vida, hablar con Tomás, con Marimar, con Evaristo,con Conchi, con Esperancita, … preguntarles por sus familiares, por susvecinos, que son los nuestros, contándonos novedades del pueblo, oyendo suspropuestas de mejora, oyendo sus confidencias, oyendo sus preocupaciones yteniéndolas en consideración.

Ynuestros pequeños, … que decir de nuestros pequeños cuando van donde Sidad,Manoli o donde Toñi a buscar golosinas, ese momento mágico para ellos, en elque se les llama por sus nombres, y se creen los clientes más importantes delmundo.

Desde elpueblo queremos disfrutar nuestras fiestas, nuestras costumbres, no a golpe de clic,sino envolviéndonos en todo lo que hay, disfrutando de todos momentos quepodemos tener en compañía de todos nosotros

Este añoy debido a la situación hemos suspendido la Semana Santa, nuestra Semana Santa,Semana Santa en la que prácticamente la totalidad de la población intervieneactivamente en la festividad o bien en una cofradía o bien participando, ayudandoo comprobando que todo este correcto.

Tambiéncontar que este tiempo de Semana Santa es un momento de encuentro; nuestrosfamiliares, amigos, conocidos, regresan, saben que como en Fuentesaúco no van aestar en la playa, o en otro lugar paradisiaco.

Tiempo derosquillas caseras, torrijas, hornazos dulces que recuerdan nuestras meriendasen el campo, y limonada, que sirve para probar ese vino hecho con todo elcariño de manera casera y que durante todo un año lo disfrutaremos con nuestrosamigos o visitantes; unido a los Nazarenos, Cucuruchos, Cirineos que recrean lapasión de cristo y que sirven de unión del pueblo.

El tiempoque pasamos en esta cuarentena, y que también valoramos en nuestro silencio,los monumentos que tenemos en el pueblo y que desearíamos estar viéndolos,patearlos, compartirlos con los nuestros; Nuestra Iglesia de Santa María delCastillo, Bien de Interés Cultural que preside una de nuestras plazas, perotambién nuestras ermitas o nuestra plaza mayor, lugar de encuentro y protegidapor patrimonio de Castilla y León.

Viendodesde nuestra ventana los rayos primaverales del sol, añoramos nuestro “Cuaiz”,lugar para ir a merendar con nuestros amigos, para ir con nuestros niños ajugar y verlos disfrutar, o nuestro parque, que está más integrado en elpueblo, pero con la seguridad de que no pase nada a ningún niño.

Hay genteque dice que lo más triste de los urbanitas es no tener un pueblo, al que ir,pueblo al que poder recurrir cuando se está en necesidad, al que ir a disfrutarde sus fiestas; Quizás si a los de pueblo nos preguntan digamos que lo mástriste es no vivir en esos pueblos, es tener que ir los domingos a estar en unatasco para entrar en la Ciudad, a tener que coger un atasco los viernes parair a ver lo bien que se vive en los pueblos, lo bien que se come en lospueblos, o lo bien que se está compartiendo momentos con la gente de lospueblos.

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