Entre los pueblos serranos de Jerte y Cabezuela del Valle, en la provincia de Cáceres, se encuentra la Garganta de los Infiernos, un enclave natural que combina paisajes abruptos, agua cristalina y biodiversidad protegida, y que se ha consolidado como uno de los destinos turísticos más destacados de Extremadura.
Un paraíso de agua y montaña
La Garganta de los Infiernos es un espacio natural protegido dentro del Parque Natural del Valle del Jerte. Sus piscinas naturales, cascadas y saltos de agua, conocidas localmente como charcos, atraen cada verano a miles de visitantes que buscan refrescarse en sus aguas mientras recorren senderos que serpentean por bosques de castaños, robles y alisos. La zona destaca también por la presencia del trucha común y la nutria, así como por su variedad de aves rapaces y anfibios, que convierten a este rincón de la Sierra de Gredos en un referente de biodiversidad ibérica.
Turismo de naturaleza y deporte
El parque ofrece una amplia gama de actividades al aire libre. Senderismo, escalada, barranquismo y observación de aves son algunas de las experiencias que se pueden disfrutar, acompañadas de itinerarios señalizados que permiten conocer los saltos de agua más emblemáticos, como el Chorro y la Garganta del Infierno. Las rutas están adaptadas a distintos niveles, desde caminatas familiares hasta recorridos más exigentes para deportistas y aventureros.
Compromiso con la sostenibilidad
Las autoridades locales y la administración regional han promovido un turismo responsable, con controles de aforo en zonas sensibles durante la temporada alta y la instalación de infraestructuras mínimas para proteger el entorno. El uso de senderos señalizados y la concienciación sobre la protección de la fauna y la flora son ejes fundamentales para mantener el equilibrio entre la afluencia de turistas y la preservación del ecosistema.
Experiencia cultural y gastronómica
Además del atractivo natural, la Garganta de los Infiernos permite al visitante conocer la cultura serrana. Los pueblos del Valle del Jerte ofrecen gastronomía tradicional basada en productos locales como la cereza del Jerte, quesos artesanos y embutidos de la zona. Las festividades locales, especialmente la floración del cerezo en primavera, complementan la experiencia turística, fusionando naturaleza y cultura en un solo recorrido.
Un destino para todo el año
Aunque la temporada alta coincide con los meses de verano, la Garganta de los Infiernos mantiene su encanto durante todo el año. El otoño transforma los bosques en un mosaico de colores cálidos, mientras que el invierno y la primavera ofrecen un paisaje sereno, ideal para fotografía de naturaleza y caminatas tranquilas.
La Garganta de los Infiernos se ha convertido, así, en un ejemplo de cómo el turismo puede coexistir con la conservación ambiental, ofreciendo a los visitantes una experiencia única de contacto con la naturaleza y con la cultura local, lejos de los circuitos masificados.